1. Si quieres aprender, llámame 2


    Fecha: 02/11/2019, Categorías: Gays Autor: karl, Fuente: TodoRelatos

    SI QUIERES APRENDER LLÁMAME (2)
    
    Llevaba varios días (noches más bien), pensando en mi experiencia con Axel y en su propuesta. Me hacía unos pajotes monumentales pensando en él, en su polla y su sabor. La pregunta de si era maricón o no rondaba mi cabeza todo el día, hasta que un día me animé y le llamé. “Soy Infante, ¿Te acuerdas de mí”. “Claro que me acuerdo. Al fin te has animado”. Quedé con él el viernes por la tarde.
    
    Como no sabía lo que iba a suceder, decidí presentarme en su casa con camiseta de tirantes, pantalón de chándal sin nada debajo y deportivas.
    
    Axel me recibió con una camisa blanca abierta del todo enseñando su torso velludo y unos pantalones de lino atados a la cintura.
    
    “Anda, pasa. ¿Te ha costado decidirte, eh?.
    
    Le sonreí cortado. Estaba un poco nervioso. “Si. Tenía mis dudas”.
    
    “Dudas… dudas…que quieres saber, ¿si eres marica, si quieres que te inicie?. Anda, siéntate en el sofá que te voy a poner una copa y ya veremos”.
    
    Se sentó a mi lado. Me bebí el güisqui de un trago, “Toma otro anda”, me lo sirvió y lo bebí. El se acercó más a mi, me acarició el cuello y empujó mi cabeza hacia él hasta que comenzó a comerme la boca y a acariciarme el cuello. Dejé que su lengua entrara, la busqué con glotonería y jugamos con ellas, nos mordimos los labios cada vez con más ansia mientras metía sus manos debajo de la camiseta buscando mis pezones y pellizcármelos. Le quité la camisa y le mordí el cuello y los lóbulos y bajé la mano para encontrarme con su cipote ya endurecido. Se puso de rodillas y me quitó las zapatillas, a continuación comenzó a chuparme los dedos, metía su lengua entre ellos, lamía mi empeine y mis tobillos para luego volver a los dedos y chuparme los pulgares con placer.
    
    “Espera”, me dijo. “Ven conmigo”. Me cogió de la mano y me llevó al baño. “Te voy a dar la primera clase”. Me quitó la camiseta, me bajó los pantalones, me acarició el cipote y los huevos. “Te voy a afeitar los cojones para que estén más suaves y no tenga que comer pelos”. Me quedé paralizado. No podía pensar que me fuera a afeitar los huevos. No sabía que hacer pero me quedé quieto para ver que hacía. Cogió una maquinilla y me fue afeitando todo el vello de los huevos pero el pubital lo respetó. Cuando hubo terminado me preguntó si me había lavado bien, le contesté que claro, que me había duchado. El se rió y me pregunto que si me había lavado por dentro. No supe que contestar. “No sè, no te entiendo”.
    
    “Métete en la ducha, te voy a enseñar como se hace para que estés limpio y luego no manches”. Con esta explicación cogió la ducha, le quitó la alcachofa, soltó el agua hasta que salió tibia y luego me dijo “Mete esto en el culo y llénate de agua, cuando estés lleno, dejas que salga y arrastre toda la mierda. Luego vuelves a hacerlo una y otra vez hasta que el agua salga limpia. Cuando acabes, me avisas”.
    
    Yo le miraba fijamente sin creer lo que oía. Los ojos como platos e inmóvil sujetando el cable de la ducha como un imbécil. ...
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