1. Ruth y yo, vacaciones naturistas


    Fecha: 02/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Miguel, Fuente: TodoRelatos

    ... en pelotas como correspondía al lugar.
    
    Nos presentamos, ellos eran Julien y Eva, una pareja él francés y ella española emigrada a Francia y que encontró allí a alguien con quien compartir su vida.
    
    Julien tendría unos 70 años y Eva era 11 años menor, como luego supimos, era una pareja normal, Julien era el típico francés con pinta de francés, delgado, blanquito de piel, y Eva era una señorona andaluza exuberante, y con exuberante me refiero a que era lo que hoy podría ser una modelo curvy, con unas tetazas impresionantes a las que di un buen repaso, junto con una buena mata de pelos en sus bajos de color negro azabache y que gracias a los cuales me llevé un pellizco en mi ya morcillona polla. Julien también se recreó en el chocho verde de Ruth y recibió una colleja de su mujer.
    
    Nos miramos todos y nos reímos de la situación que se había originado con nuestros nuevos vecinos vacacionales.
    
    Tras despedirnos, entramos en el bungalow y nada más cerrar la puerta, Ruth se agacha y me da un mordisco en la polla.
    
    Vaya forma de mirarle las tetas a la vecina, y las mías que?, no las tengo buenas yo también??? Me dice mientras se empieza a pellizcar los pezones.
    
    Por supuesto que sí, pero es que….. vaya melones se gasta la señora, respondo. Además, él también te ha pegado un buen repaso y tú no hacías más que tocarte los pelos del chocho, como si no se viesen a distancia, le respondo.
    
    Después del mordisco, Ruth ya se estaba empleando a fondo en comerme el rabo, en cuclillas, mientras no dejaba de sobarse el coño con la otra mano.
    
    La pongo de pie y encajando mi polla en sus cachetes nos dirigimos a la cama, se tumba y le abro las piernas para deleitarme comiéndole el chocho, cada vez más encharcado.
    
    Me tumbo encima de ella y empezamos a follar como si hiciese siglos que no lo hacíamos, el hecho de conocer a los vecinos nos había puesto tremendamente calientes y la situación de que pudieran oírnos cómo lo estábamos haciendo nos daba un morbo increíble. Tras un ratito de folleteo, me separo y le doy la vuelta, poniéndola a cuatro patas, empiezo a frotarle la polla por su culo y se la empiezo a meter por la puerta trasera. Como siempre al entrar mi capullo, Ruth da un ligero grito, que se convierte en jadeo cuando se la meto del todo y comienzo a hacer círculos dentro de su culo, antes de seguir con el mete saca. Me encanta sentir como su culo abraza mi polla, y a ella también como entro y salgo de su puerta trasera. No aguantamos mucho y Ruth, sobándose el clítoris se corre, cada vez controlaba mejor sus ligeras pérdidas de orina al correrse, aunque a mí me encanta que me riegue con sus jugos cuando se corre. Al momento descargo mi corrida en su culo y me mantengo dentro hasta que mi rabo empieza a relajarse.
    
    Una vez fuera de ella, nos vamos a darnos una ducha, momento que aprovechamos para hacer lo que a ambos nos encanta. Ella se abre de piernas y yo me siento debajo de ella para que pueda mearse sobre mi polla, me encanta sentir ...
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