1. Un día de mierda - 2


    Fecha: 01/04/2019, Categorías: Bisexuales Autor: MadridRelatos, Fuente: TodoRelatos

    El otro pavo, que permanecía de espaldas y al que hasta ahora se la habían estado mamando, se arrodilló delante del primero para devolverle el favor. Se mantenía ligeramente de espaldas a la cámara y no se le distinguía bien pero parecía dudar si empezar o no con el trabajito, aunque terminó por cogerle la polla al otro y llevársela a la boca. En un momento, el que ahora estaba chupando se giró levemente y pude verle la cara.
    
    Me quedé paralizado. Era yo. Era yo, casi veinte años atrás.
    
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    En el año 2004 trabajaba en una empresa de ingeniería que fabricaba y montaba sistemas de vacío industrial y me tocaba viajar frecuentemente a las fábricas de los clientes a supervisar instalaciones y también cuando se producía algún problema serio. Algunos de esos viajes tenían que ser durante el fin de semana, aprovechando la parada o la menor actividad de las plantas. A mi, como al resto del mundo, no me apetecía lo más mínimo trabajar los fines de semana pero en aquella época necesitábamos el dinero.
    
    Maite estaba embarazada del pequeño y aunque tanto su anterior embarazo como este habían sido tranquilos y sin sobresaltos destacables, no me apetecía nada dejarla sola pero nos acabábamos de cambiar de casa. La anterior se nos quedaba pequeña ahora que íbamos a ser cuatro y la nueva hipoteca no era precisamente barata.
    
    Así que aquel viernes, después de pasar por la guardería a recoger a Diego, de aquella nuestro primer y único hijo y dejarlo en casa de sus abuelos, mis suegros, me cogí el coche para viajar hacia aquella ciudad del norte donde pasaría los próximos dos días trabajando en una planta de envasados.
    
    Llegué al hotel con el tiempo justo para avisar a Maite de que había llegado bien, darme una ducha rápida, cambiarme y bajar a cenar. La ciudad era famosa por sus excelentes restaurantes pero no tenía tiempo y tampoco me apetecía ir a cenar solo a ningún sitio. Algo rápido en el hotel sería suficiente.
    
    Conocía el hotel de alguna visita anterior también por trabajo y el restaurante, sin ser un estrella MIchelin, no estaba nada mal. De hecho al llegar y pedir mesa al camarero me fijé en que más de la mitad de las mesas estaban ya ocupadas lo que no era normal para un hotel que vivía sobre todo de los viajes de negocio y que los fines de semana, como era el caso, estaría casi vacío.
    
    Cené rápido, con la única compañía de la lectura del periódico del día, que por aquel entonces, era aún en papel y tras terminar me dirigí al bar a tomarme una copa antes de subirme a dormir. Después de pedirle al camarero un güisqui con hielo, volví a hablar con Maite quien acababa de acostar al crío y me contó que estaba molida del día, ya que aún no se había cogido la baja, había tenido un día duro en el trabajo y se iba a acostar también. Nos alargamos un poco tonteando por teléfono y diciéndole lo mucho que la quería y la echaba de menos. Y era verdad. Maite estaba tontorrona con el embarazo y a mi me gustaba mimarla.
    
    Cuando colgué, me fijé ...
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