1. Sometida a su Hermano


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Transexuales Autor: lamascota, Fuente: SexoSinTabues30

    ... aunque, al cabo, incapaz de hacer nada, temerosa incluso de salir del depa vestida de nena, tuve que aprender a resignarme, no sin poca dificultad.
    
    ¿Qué podía hacer de todas formas? ¿Salir con él? ¿Ser su novia? ¡Dios!, era todo tan complicado, y no paraba de hacerme preguntas, me recriminaba, me decía que aquello debía parar, que no tenía ningún caso, que era incluso idiota, pero, nada más verlo llegar otra vez, no le hacían falta más que unas cuantas palabras para ablandarme y volvérmele a entregar.
    
    Aparte esos problemas existenciales, en unos años conseguí acabar sin demasiada dificultad la carrera, hice incluso algunas salidas esporádicas y, al cabo, juntando todo el valor posible, diciéndome que no podía seguir con esa especie de doble vida, al fin hice la transición, tomándoselo por desgracia mis papás de la peor manera; dejaron de hablarme, de mandarme dinero, muchos otros hubo que me dieron la espalda y sólo gracias a algunos cuantos contactos, entre quienes se encontraba el pobre chico al que Beto intentara golpear, fue que poco a poco pude reacomodarme, hallar un trabajo y rentar aquel departamentito, a donde cada que se le ocurría llegaba Beto a pedir posada…
    
    Total.
    
    Antes de regresar al depa pasé a comprar algo de pan, del todo incierta sobre si encontraría a Beto o no, y, tras abrir y no escuchar nada, dejé mi bolso en el perchero entrando luego en la cocina, donde encontré el plato y el vaso que le dejara por la mañana ya vacíos y sin lavar en la misma barra. Sacudí la cabeza, molesta de que no pudiera siquiera echar el plato al fregadero, y me fui luego a mi cuarto. Ya no estaba. Me había dejado sin embargo una nota disculpándose por despertarme tan tarde y agradeciéndome por la comida, así que, sola en la cocina, ya más tarde me comí los dos panes que le había comprado, mirando cansada una vieja película, quedándome dormida sin terminarla.
    
    Otra vez, entonces, como la noche anterior, aunque algo más temprano, escuché tocar fuerte la puerta.
    
    Me fui a asomar, revisé por la mirilla y sin demasiado asombro lo vi ahí parado, abriéndole la puerta cuando ya se disponía a tocar de nuevo.
    
    —¿No me digas que te desperté de nuevo?
    
    —Pues sí… me quedé dormida viendo una película.
    
    —Vaya, debe estar muy buena –dijo, pasándose y dejando sobre la mesita de la sala un montón de bolsas con mandado.
    
    —¿Y eso?
    
    —No sé, algunas cosas que compré de regreso, para que no digas que nomás me acabo tu refrigerador; hasta te traje ese yogurt raro sin calorías –me dijo, enseñándome el envase.
    
    —Gracias. ¿Te vas a quedar a dormir?
    
    —Pues… sí, si no es mucha molestia.
    
    —Claro que no. ¿No has ido con tu novia?
    
    —Naa… la verdad ya me acabó de fastidiar.
    
    —Loco –le repliqué, mirándolo divertida mientras se deshacía de los zapatos y se echaba en el sillón, quedándose mirando aquella larga película que yo había puesto.
    
    —¿Ya te vas a dormir? No me dirás que también trabajas los domingos.
    
    —No, pero estoy algo cansada, por la ...