1. La Libertad III_30: día 12_apuesta


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... ya el momento en que con Pablo íbamos siempre a todo o nada. Y todo lo que no fuera follarme para mí seguía siendo estirar el juego. Él podía dominar mi deseo ya, no sé cómo lo había conseguido para llevarme hasta aquella situación, pero lo había hecho. Y, sin embargo, aunque demostrara aquel conocimiento exhaustivo de mi cuerpo, todavía no era plenamente capaz de dominar mi deseo por completo, por mucha maestría que estuviera consiguiendo demostrar entre mis piernas.
    
    Me había costado, pero estaba controlando aquel ataque inesperado por lo elaborado, cuidadoso y perfecto. Pero no me iba a doblegar, no aquella vez al menos. Si Pablo quería jugar, me tendría jugando. Sin esperar su orden, fui yo la que dio libremente el siguiente paso de su guión: me la metí en la boca, enorme y desmesurada como estaba, me la metí completa para dentro, llegando a meterme la mitad de sus gordos y calientes huevos incluso, mientras vomitaba sobre ellos litros de saliva y de mocos. Mi primo se había visto obligado a soltarme al sentirme así, tan inesperadamente entregada y guarra. Y yo había conseguido mi objetivo: liberar mi coño, aunque ahora él me estuviera agarrando la cabeza para obligarme a incrustarme su larga verga todavía más dentro de la garganta. Pero Pablo pronto empezó a jadear y a agitarse con violencia: solo la extremadamente intensa y continua exigencia sexual a la que le habíamos sometido en las últimas horas había impedido que mi primito se me corriera en la boca antes de terminar de obligarme a cumplir mi apuesta perdida. Pero, evidentemente, seguía siendo nada más que un niño, y ni siquiera aquel cuerpo que mi lujuria ya tenía exprimido hasta la saciedad iba a poder soportar aquella mamada mucho más. Sus manos habían dejado de hacer presión sobre mi cabeza y, aunque no me dijera nada, estaba claro que él mismo estaba deseando sacarme la polla de dentro, así que fui yo misma la que abrí la boca al máximo y eché la cabeza lentamente hacia atrás para dejar salir a aquella serpiente encantada de mi interior.
    
    Aproveché aquel momento en el que él estaba tan caliente, y me trepé sobre él montándome a horcajadas, bien abierta sobre su cuerpo, dejando aquella infernal barra de hierro al rojo por debajo de mi culo, y frotándome como una cerdita enloquecida para su cuerpo, buscando el orgasmo desesperadamente, aunque sabía que debía hacer todavía lo posible para retrasarlo.
    
    “La paja con el coño”, me dije a mí misma, enloquecida, desesperada, dudando ya si iba a ser capaz yo misma de llegar hasta el final. Aunque me costó varios intentos, incapaz de controlar mi cuerpo ni de medir adecuadamente las distancias, conseguí agarrar su verga a mis espaldas y, levantando todo mi gordo culo me empecé a pasar su verga ampliamente por todo el chocho, abierto y hambriento como una fiera salvaje. No me había dado cuenta lo caliente que estaba yo misma pero, sin embargo, él si que lo sabía perfectamente: lo había notado sin la menor duda, y lo había estado ...
«12...202122...»