Los cuentos de Danielito - Relatos Eróticos

Los cuentos de Danielito

... efecto en él. Baje la mirada a su verga y seguía medio erecta, yo seguia con hambre. La toque para ver si se despertaba, porque habían pasado unos minutos pero algo fuerte se me ocurrió.

Me levante de la cama y quede sin nada de ropa, fui en busca de alguna crema pero el idiota no tenía así que traje un envase con mantequilla de la cocina. Me senté entre sus piernas y fui dándole besos a sus bolas, luego pase la lengua por su tronco y vi como revivía aquel monstruo luego de un tiempo.

Me lo metí hasta la garganta pero más lento y un ritmo menos exigente para mí, confieso que me gusta mamar mucho.

-Primito tu me llevas loco-Dijo Yoan con los ojos cerrados y aun entre sueños.

Yo abrí el envase de mantequilla y me embadurné la entrada de mi culo lampiño, cosa que no había probado mi primo porque eso era de marico, pero le gustaba sentir mi boca cada vez que podía y él sabía que conmigo no había muchas restricciones, la doble moral.

Me paré en la cama, puse cada pierna a un lado y me agache lentamente. Toque aquella verga negra y venuda todavía bañada en mi saliva y la puse en toda la entrada de mi culo, fue cuestión de tiempo para que la cabeza traspasara mi barrera y aguantando ese dolor tan rico pero tan potente, puse todo mi peso y me clave completo.

-¿Qué haces, Danielito?-Dijo mi primo poseído.

-Yo hago todo, solo déjame por favor-Le dije mientras casi no aguantaba el dolor.

-Que rica es esta mierda nojoda-Ya mi primo había abierto los ojos y su cara denotaba un placer extremo.

Lo miré fijamente a los ojos, me sentía frágil con sus 5 kilos de carne adentro. Nunca me había metido algo de ese tamaño aunque en algún momento tuve mucha actividad, parecía que mis paredes se iban a romper pero iban cediendo milímetro a milímetro.

No se cuánto tiempo estuvimos así, solo se que empecé a moverme en círculos y mi primo no podía reprimir la respiración agitada. Al inicio me veía con algo de recelo pero ahora era distinto, sabía que esto era algo que posiblemente lo haya cambiado para siempre.

Cuando empecé a subir y bajar, no pudo disimular la cara de poseído y eso me ayudo a que rápidamente tomara un ritmo que puso a rechinar la cama y a maldecir con los ojos cerrado. Cada vez es más rápido, la mantequilla hizo un trabajo excelente y siento como sale el glande y rápidamente se sumerge dentro de mi.

Puse mis rodillas en la cama y empecé a mover mi cintura muy lenta pero con contundencia, me encantaba cabalgarlo. El estaba loco, nunca lo había visto de esa manera, hasta lo notaba rojo y pedía más. Acariciaba mi cintura y me veía diferente, quería que acelerara el ritmo pero quería torturarlo suavemente, el empezó a mover su pelvis y en segundos entramos en un ritmo infernal.

La cama pedía clemencia y nuestros cuerpos más candela, más placer. Me levanté y me puse en 4 cosa que termino por derrumbar lo poco de cordura que le quedaba a mi primo.

-Cogeme así papi-Puse voz de chica.

El voló y yo esperaba que la ...