Compartiendo Familia 5 - Relatos Eróticos

Compartiendo Familia 5

... interacción con ella había sido casi nula estos días porque se había descargado un nuevo juego en la PC y al parecer le gustó tanto que se pasaba todo el día sin salir de su habitación, más que para ir al baño y comer, aunque los últimos días me había pedido llevarle la comida al cuarto, incluso creo que tenía dos días sin bañarse, pero bueno…

Por el contrario con Karina y Alicia todo era muy diferente, nuestra relación se estrechaba más y más. Nos la pasábamos platicando en la sala, viendo películas, jugando cartas; a Alicia un día se le ocurrió que podríamos hacer repostería, por lo que Karina y yo hicimos de sus pinches. Todo esto mientras Valentina pasaba horas en la PC de su cuarto, se había enganchado tanto a ese RPG que de su silla ni Dios la movía.

Al menos esta libertad de convivencia con mi "nueva familia" daba pie a qué de vez en vez jugueteara "inocentemente" con Karina. Aunque había querido dejar claro que no pasaría nada más entre nosotros, su actitud me decía todo lo contrario. Porque yo aún seguía observándola en su rutina matutina de ejercicio y cuando me pedía ayuda con algún estiramiento era solo para frotar nuestros cuerpos brevemente, ambos nos poníamos cachondos eso seguro, pero ninguno iba más allá.

Además del ejercicio, lo de molestarnos con cosquillas se había hecho un hábito casi diario, por supuesto que esto solo era una excusa para terminar tocandonos. Generalmente cuando Karina terminaba su rutina de ejercicio se iba a tomar una ducha y cuando regresaba me mataba verla vistiendo diminutos shorts que mostraban la parte baja de sus nalgas, en conjunto con blusas ceñidas en las que no era difícil notar como se remarcaban sus pezones. Cuando me sorprendía embelesado en sus tetas me reñia y yo terminaba sobre ella haciéndole cosquillas y agarrando descaradamente sus pechos mientras sobaba mi paquete en su cuerpo.

El día que íbamos a hacer pastelillos ella llevaba puesto un conjunto de leggins y top que se pegaban a su cuerpo como una segunda piel, el contorno abultado de su cocha y los dos botones erectos que eras sus pezones se marcaban perfectamente en aquella fina tela. Karina aprovechaba cada oportunidad que tenía para mostrarme las nalgas, se recargaba en la barra de la cocina poniendo el culo en pompa y sin que Alicia se diera cuenta empezaba a mover su colita de un lado a otro a sabiendas de que yo estaba tras ella esforzándome por no mirar descaradamente teniendo a mi suegra presente. Yo me cobraba su atrevimiento cuándo tenía que pasar por detrás de ella, lo hacía lentamente y restregando todo mi paquete, ella respondía parando la cola y presionando más mientras sonreía pícaramente.

Me llamaba la atención que aunque fueron pocas veces las que Alicia nos sorprendió con estos jueguitos, a ella parecía no importarle y no nos decía nada, salvo comentarios acerca de que parecíamos hermanos de toda la vida y se reía. Karina le daba la razón y se me acercaba a abrazarme efusivamente mientras decía que yo ...