Compartiendo Familia 5 - Relatos Eróticos

Compartiendo Familia 5

... y acomodó una almohada en el frente de la cama y se acostó boca abajo mirando hacia la TV. Yo seguí con la mirada sus movimientos mientras mi pene saltaba excitado al ver cómo se ponía casi a cuatro patas para luego terminar de acostarse.

Sus piernas quedaron junto a mi y la visión que yo tenía era espectacular, a Alicia parecío no preocuparle que al acostarse su vestido ya de por sí corto se hubiera subido dejándome la privilegiada vista de su culo asomando tímido por debajo del vestido, notar la blancura de sus bragas me nublo la cabeza de un placer desconocido. Alicia se mantuvo así hasta que terminó la película, a ratos comenzaba a levantar y bajar su piernas, esto hacía que la visión de las bragas cubriendo su concha se hiciera más evidente y durante todo ese rato seguí admirandola deseando meter mi cara en entre sus nalgas y mamar de su ano mientras metía mis dedos en su vagina.

Mientras seguía con mis ensoñaciones la película terminó y Alicia se incorporó para nuevamente sentarse junto a mí, más cerca que antes. Platicamos un poco de que la había decepcionado el final, yo solo le seguí la corriente, realmente no había visto la película. Y en medio de la plática ella se puso un poco seria y me cambió el tema.

– ¿Demi te puedo hacer una pregunta?

– Claro sí, lo que quieres- respondí

– Bueno mira, he notado que desde hace días las cosas entre tú y Vale están algo tensas ¿Se pelearon?

Me alivió su pregunta, la paranoia había hecho una revolución en mi cabeza al no saber qué esperar. Pero esto era fácil, mentí un poco y le pregunté porque notaba tensa la situación, que yo no lo veía así y que si acaso el único "problema" que teníamos era que se había enviciado con su juego y ya no hacía otra cosa, lo cual si era verdad. Después de escucharme Alicia sonrió y comenzó a negar con la cabeza

– mm siento que me estás mintiendo y no se porque, sabes que puedes confiar en mí ¿No?

Le respondí que sí que confiaba, pero que en este caso no había nada que contar. Nuevamente ella negó, al parecer de verdad algo quería averiguar porque era evidente. ¿Pero qué le podía decir? ¿Que su hija me evadía en la cama y no quería tener sexo conmigo desde hace semanas? Quizá…

– …pero ya no te insisto más, pensarás que soy una entrometida. No quiero que tengas esa imagen de mí

Al decir esto la expresión en su rostro era de decepción y tristeza quizá, me provoco un sentido de urgencia inexplicable, no quería ser culpable de esa emoción y ver ese rostro tan bonito opacado por mis evasivas me hizo ceder al fin.

– Alicia lo único que pienso de ti es que eres una maravillosa mujer y una excelente mamá. Me has abierto las puertas de tu casa y entiendo que estés preocupada si notas que algo no va bien en esta situación inusual que estamos viviendo, discúlpame.

– No, tranquilo Demi- comenzó a decir pero la interrumpí

– Déjame terminar, la verdad es que tienes razón. Solo que me da pena contarlo, en general se me complica mucho hablar de ...