1. Mi urólogo me dijo, todo lo suyo es mental.


    Fecha: 19/10/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... extremadamente bien, todo su aparato genital funciona mejor que el de algunos jóvenes de 20, tomando en cuenta su edad. Lo que puede estarle sucediendo, son ataques de ansiedad. El motivo de su ansiedad, definitivamente son los celos, por lo que aparte de la siguiente medicación, le recomiendo ampliamente que hable de ello con su esposa. Verá que una vez que ella, hable con usted, se sentirá mucho mejor, y su actividad sexual será tan grata como normalmente lo era.
    
    Pues bien, eso hice, me tomé las condenadas pastillitas, y ese fin de semana salí a bailar con mi mujer, pero antes de eso decidí hablar sinceramente con ella. En ese instante solamente me dijo secamente, que ella no me era infiel, y que de serlo el primero en saberlo lo sería yo.
    
    Fue cierto volví a funcionar casi como de costumbre, pero todavía había algo que no me terminaba de convencer.
    
    No se me había hecho tantas ideas en mi mente sobre la posible infidelidad de Elizabeth, que como que en parte me sentí frustrado.
    
    Sé de sobra que eso que digo, suena raro, que debería estar bien contento porque mi esposa no me fuera infiel, pero algo en mí no se encontraba conforme.
    
    Finalmente, se lo dije a mi psiquiatra, la que me indicó que eventualmente esas ideas irían desapareciendo con el tiempo, a medida que mi confianza fuera tomando cuerpo nuevamente.
    
    Después de eso fuimos a una fiesta, donde como de costumbre, no faltó algún jovencito que se acercase, a pedirme permiso para bailar con mi hija. Por lo general, la misma Elizabeth, los sacaba de su error, pero esa noche fui yo quien quizás por impulso o quien sabe que, le dije a uno de ellos, si como no, puedes bailar con mi hija, y de inmediato me dirigí a mi esposa, y le dije. “Hijita mía el jovencito desea bailar contigo, complácele y baila con él, aunque sea una pieza.”
    
    El rostro de mi mujer se quedó como congelado, ya que yo nunca le había dicho algo semejante.
    
    El chico que la sacó a bailar, como que no se dio cuenta de eso, ya que iba de lo más feliz. En cuanto vi a los dos en la pista de baile, y como él la tomaba a Elizabeth por la cintura, me sentí bien raro, y a medida que seguían bailando, como de manera casi indecente restregaba su verga contra el cuerpo de mi mujer, me fui sintiendo sumamente excitado.
    
    Tanto que esa misma noche al llegar a casa, no esperé a llegar a la cama, sino que, en la misma sala de nuestra casa, comencé a besar a mi mujer, y a medida que lo iba haciendo la comencé a desnudar. Hasta que finalmente nos recostamos en la alfombra de la sala y separando sus hermosas y largas piernas me dediqué a darle una tremenda mamada de coño, como solo a ella le gusta que yo se lo haga, mordisqueándole su clítoris al tiempo que como loca mueve sus caderas y me restriega su vulva contra mi rostro.
    
    Después de lo cual, yo tremendamente excitado, dirigí mi verga a su peludo y sabroso coño. El que a medida que la iba penetrando, visualizaba como ella y ese jovencito bailaban. Esa noche fue como en ...
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