Mi tío Roger. Desolación - Relatos Eróticos

Mi tío Roger. Desolación

... sonrío.

- Bien pensado – agrego luego, antes de levantar la voz para llamar a su secretaria – ¿María?, María, puedes venir un segundo –

María entro apurada en el despacho, se arreglo la falda y acomodo sus lentes a la cara.

- Dígame arquitecto-

- Ten, necesito que lleves este documento a la casa del Dr. Saavedra, llévalo ahora mismo por favor, es muy urgente. No estaré por la tarde así que puedes irte a ver a tus nietos luego de dejar el documento –

- Gracias Arquitecto, lo llevo enseguida –

Hizo un gesto para despedirse de mi tío y luego de mi y salió del despacho.

- Así que nada con las minas Javier, ¿qué te motiva entonces? –

- No lo sé, creo que pensaré en algo más ligado a las finanzas, no he descartado aún la arquitectura, creo que me falta aun mucho por explorar, de cualquier forma, me falta aún año para acabar. –

- La arquitectura es una buena carrera, pero para hacer cosas de verdad necesitas alguien que este metido en el mundo y te haga conocido, nadie diseña nada de valor con un desconocido –

Mientras me hablaba se paro de la silla y se acercó a la puerta, la abrió y luego de confirmar que su secretaría se había ido el cerro nuevamente y camino hacia donde me encontraba yo sentado, pasando por detrás.

- Eso me dice también mi papá pero yo no creo que sea ….-

No me dejo terminar la frase, sentí un tirón en la ropa desde la nuca que me hizo ponerme de pie, me sentí desconcertado, traicionado, acompañado del tirón vinieron las palabras del arquitecto.

- Ya déjate de hablar pavadas que a nadie le interesan y bájate el pantalón, se perfectamente que has estado haciendo en la mina so maricón –

Miré a mi tío con un gesto de reclamo, pero como era de esperarse no encontré apoyo en él, era claro para que me había llevado hasta ahí.

- Haz lo que te dice Javier –

- Ya oíste a tu tío anda, vamos –

Me empujo contra el escritorio. Resignado, desabroche mi pantalón, no fue necesario que me lo bajará, el arquitecto hizo el trabajo por mí descubriéndome las nalgas y las piernas hasta las rodillas, me tomo de la cintura y me jalo hacia él obligándome a inclinarme. Apoyé los antebrazos en el escritorio y me resigne nuevamente.

Con sus manos huesudas recorrió mi cuerpo, mi cintura; mis nalgas; mis piernas. Sus labios besaron mi nuca, con sus dientes mordisqueo mis orejas. Tiro de mi cabello y en un susurro manifestó sus intenciones de cogerme como la puta que era, manifestó el deseo que sentía por mi cuerpo, el deseo que había tenido desde que me vio por primera vez hacía ya más de 20 días.

Sentí como desabrochaba su pantalón su pene duro como un fierro reposo entre mis nalgas; tomó una de mis manos y la llevo hasta su entrepierna, quería él que sintiera lo que tenía para mí. Me encontré con una verga gruesa venosa, una mata de pelos y un par de bolas con mas pellejo del necesario. Jugueteo un rato conmigo, me obligo a quitarme la ropa que cubría la parte de arriba de mi cuerpo dejándome ...