1. Mi tío Roger. Desolación


    Fecha: 19/10/2019, Categorías: Gays Autor: lookingman, Fuente: TodoRelatos

    Mi tío Roy
    
    Desolación
    
    Partimos del campamento minero muy temprano. Aún me dolía el culo luego de la trajinada que Don Avelino y sus amigos me habían metido la noche anterior que sumado a la cogida matutina de mi tío me habían dejado el culo como si estuviera en carne viva. De cualquier forma, estaba feliz, por fin regresaría a mi casa y me olvidaría de toda la mierda, mi tío me dejaría en paz y podría buscar a Fernando. No estaba seguro de que él siguiera interesado en mí, habían pasado muchos días y si bien al inicio hablábamos con frecuencia, poco a poco la comunicación se fue haciendo más esporádica hasta casi quedar en silencio.
    
    Llegamos a la ciudad temprano, teníamos algunas horas antes de abordar el avión así que acompañaría a mi tío a hacer unas gestiones y luego almorzaríamos antes de partir. Tomamos un taxi que nos dejo en un edificio antiguo cerca de la plaza de armas. El buen humor de mi tío había cambiado luego de la llamada que hizo para coordinar esa visita. Parecía molesto y a la vez algo desconectado. Me importo poco la verdad solo lo acompañe. Me senté en la antesala de la oficina a esperarlo mientras trate de hablar con Fernando, pero no me leyó los mensajes; supuse que era muy temprano para que se moleste en responderme. Luego de unos 30 minutos o algo más, la puerta de la oficina se abrió, pensé que ya nos iríamos, pero mi tío me llamo y me pidió que entre, me pareció algo raro y pensé lo peor, ya estaba acostumbrado a sus cabronadas. Pero me tranquilicé en cuanto vi que la persona con quien conversaba era el arquitecto que había conocido cuando llegamos a la ciudad. El arquitecto Del Risco era un hombre de unos 65 años, alto y de piel blanca, mostraba ya signos de envejecimiento en su apariencia; algunas arrugas y líneas de expresión muy marcadas evidenciaban los años que había vivido. El cabello, completamente blanco sumaba a su envejecida apariencia. Su mirada tenía un brillo peculiar, penetrante, me parecía que denotaba cierta intensidad o vivacidad a pesar de su edad. Este hombre poseía una presencia madura que reflejaba sabiduría y experiencia acumulada a lo largo de su vida, de alguna forma me daba tranquilidad.
    
    Entre en la habitación, saludé al arquitecto con un - buenos días, que gusto verlo de nuevo - y me senté una silla algo alejado del escritorio en el que el arquitecto anotaba algo en un papel.
    
    - Buenos días muchacho, como has estado, ¿me recuerdas tu nombre chico? –
    
    - Soy Javier arquitecto –
    
    - A, te acuerdas de mí, que bien ¿cómo te ha ido, estos días?, ¿tienes más claro que quieres estudiar? –
    
    El arquitecto seguía escribiendo mientras, me hablaba, mi tío sentado en la silla delante del escritorio apoyaba su codo sobre este mientras se masajeaba la frente como si algo le preocupara o le molestará.
    
    - Digamos que estoy seguro de que nada que me lleve a vivir en un campamento minero –
    
    Le conteste tratando de verme relajado, pero a la vez maduro con mi respuesta. Levanto la cabeza y se ...
«1234»