Amores Inconclusos V. Un oso sapiosexual. - Relatos Eróticos

Amores Inconclusos V. Un oso sapiosexual.

... el teléfono y tomarme fotos, su frase “no creí que fueras tan guapo como en las fotos” me conmocionó, era de estas personas a las que puedes escuchar por varias horas y no sientes ningún cansancio, su sabiduría solo se ve opacada por su inclinación política, pero a mí, a esa edad me importaba muy poco.

Yo ya había hecho turismo por Venezuela, pero él me invito a su pueblo y al paramo venezolano, si, viaje con una persona que no conocía del todo, pero créanme que la confianza que inspiraba este hombre era estupenda.

Una de las noches en las que tuvimos la oportunidad de dormir juntos, fuimos a casa de unos familiares, cenamos rico, vimos alguna peli que no recuerdo en la tv y nos recostamos, él fue al baño y yo quise darle una sorpresa, me desvestí y abrigue por completo, solo dejándome puesto el anillo que me había regalado hace poco para concretar la unión simbólicamente.

Ney: ¿Tienes frio?

Alejandro: no, adivina ¿Qué tengo puesto?

Ney: no lo sé, tú siempre tienes una sorpresa para mí.

Alejandro: El anillo que me regalo mi novio.

Ney: ¿estas desnudo Alejandro?

Alejandro: no, tengo puesto el anillo que me regalo mi novio.

Se abalanzó sobre mi y no paro de besarme hasta hincarse sobre mi verga y cabalgarme hasta deslecharme, un hombre que estaba muy bien proporcionado, buena verga, buen culo, un tono de piel color caramelo. El era perfecto, esa noche tuvimos sexo 7 veces, esa noche rompí mi propio récord y no lo he vuelto a romper en todos estos años.

En la madrugada después de una de las cogidas mas ricas que he dado en mi historia me fui al baño donde tenia mi maletín y saque la verdadera sorpresa, me disfracé de vaquero para él, cuando entre de nuevo a la habitación el quedo estupefacto, no sabía que decir, sus ojos brillaban, lo bese como nunca, me quite el sombrero, y lo puse sobre su cabeza, me quité el pantalón a modo de stripper, abrí mi camisa a cuadros y deje mi pecho al descubierto, y me senté en cuclillas sobre su verga para ser yo quien cabalgara ahora, Ney contaba con una verga gruesa y de aproximadamente 20 cm las sensaciones que invadían mi cuerpo en ese momento eran indescriptibles, una verga caliente que literalmente me atravesaba, su movimiento de vaivén y su rostro me decían ámame.

Su leche impregno cada milímetro de mi culo, yo estaba atónito con esa sesión, no quería sacarme su verga, le mencione esto ultimo y me respondió que no tenía la obligación de sacarla, después de un buen rato en esa posición sintiendo su verga palpitar dentro de mi decidí que era el momento de bajar de mi corcel.

Dormimos abrazados, descansamos como nunca, despertamos a la hora del almuerzo listos para volver cada uno a su pueblo.

Meses después la lejanía fue deteriorando la relación, pero las pocas veces que nos veíamos el sexo era igual de pasional.

Estas dos relaciones me hicieron dar cuenta de dos cosas, me gustaban mayores, para aquel tiempo un par de cantantes urbanos publico una canción con esa frase, ...