1. Amores Inconclusos V. Un oso sapiosexual.


    Fecha: 17/10/2019, Categorías: Gays Autor: AlejandroK, Fuente: TodoRelatos

    Hola, espero se sientan tan bien leyéndome como me siento yo escribiéndoles, hoy les quiero dar un compendio o resumen de todas la relaciones cortas, paralelas y dispersas que me llevaron a considerarme un oso sapiosexual, si un término más amplio que otro, pero que en mí hacen una buena mezcla, o así lo considero yo. Además, conocerán a Robert, el centro de mi próximo capitulo.
    
    A lo largo de toda mi adolescencia me gustaron las personas mayores, los psicólogos decían que buscaba en mis parejas la figura paterna ausente, mi padre siempre fue el prospecto de hombre dador, aquel que provee a su familia, pero lamentablemente estuvo bastante ausente, y no lo digo yo, lo dicen los expertos, con el pasar del tiempo yo me fui creyendo esa teoría, pero poco a poco me fui dando cuenta que no importaba la edad, sino más bien, la inteligencia.
    
    Al principio me puse estricto, cada cita parecía entrevista de trabajo, mis pretendientes debían tener buena carrera, buen intelecto y bastante buen léxico, esto para mi era arrollador, poco a poco fui entendiendo que con solo el intelecto era suficiente.
    
    A Alejandro, mi tocayo lo conocí por Facebook, me gustaron sus fotos aunque no las vi todas, corría el año 2015, por medio del chat no pusimos de acuerdo para una cita, ocurrió algo muy gracioso, teníamos tiempo conversando y nunca le pregunté a que se dedicaba, hasta que un día le hice la básica pregunta de ¿qué haces?, su respuesta fue un simple “en consulta”, pe preocupe y creí que estaría enfermo y pues no, es médico, especialista en traumatología; la primera vez nos vimos en su consultorio, una de las mejores clínicas de la ciudad, haría el papel de paciente, el ultimo del día para ser precisos, ese día no hubo sexo, pero si muchos besos y mucho morbo.
    
    Llegue en punto de las 17:00, no hacia tanto calor en la ciudad pero yo sudaba como un animal, estaba muy nervioso, era la primera vez que lo vería, efectivamente salió el ultimo paciente y entre yo, ahí estaba el, con su cabello liso platinado, trigueño, cara totalmente rasurada, su bata (guardapolvo) blanca, contextura media sonrisa amplia y voz calmada, la conversación fue muy amena pero hubo un momento en el que pregunto:
    
    Alejandro: ¿Hay mucho calor afuera? Estas sudando bastante.
    
    Yo: no tanto, es que, para ser sincero, estoy muy nervioso.
    
    Alejandro: no estes nervioso, no como, si muerdo, pero no como.
    
    Si su intención era ponerme mas nervioso lo logró al instante, me planto un beso, calmado, silencioso, lleno de paz, acariciaba mi rostro, mis piernas, me llenaba de sensaciones que yo creía que había sentido antes pero esto vibraba diferente, después de media hora de besos, caricias y con ya menos nervios me invito a dejarme cerca de la universidad, yo estudiaba por las noches y estábamos cerca.
    
    No paso una semana cuando nos habíamos citado de nuevo, ya no iríamos a su consultorio, estaba libre, nos encontramos en un punto medio de la ciudad, me monte al auto y me pregunto si quería ...
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