Mi prima Vera. (02) - Relatos Eróticos

Mi prima Vera. (02)

... El ritmo aumento hasta tal punto que, llegado el momento, agarré a mi prima de la cintura haciendo que se separase del coche mientras apoyaba la otra mano en el capó esforzándome lo máximo posible en que los golpes de cadera y las penetraciones fueran lo más profundas, intensas y limpias posibles. No aguanté mucho así. La tensión y la flaqueza por el esfuerzo hizo que tuviera que depositar a mi prima de nuevo sobre el coche. Estaba agotado, pero quería más. La miré a los ojos y, casi violentamente, la agarré de la cadera y le di la vuelta quedando apoyado su pecho contra el coche. Sus firmes y alargadas piernas hacían que se presentara ante mí un maravilloso culo atravesado por un tanga. Lo agarre fuertemente y lo desplacé a un lado con fiereza, tras lo cual le pegué un cachetazo en su redondeada nalga. Sujeté mi verga con la mano y apunté directamente a su coño que no opuso ninguna resistencia. El primer empujón finalizo con el familiar (y tan maravilloso) sonido de un culo siendo golpeado durante la penetración. Otro golpe más. Y otro golpe de cadera. Uno más. Me así fuerte a sus caderas y me dediqué a empujar fuertemente estocada tras estocada. Los gemidos de mi prima se estaban convirtiendo en auténticos gritos de placer que podían despertar a todo el vecindario. No iba a aguantar mucho más y mis bufidos eran la más clara muestra de que iba a llegar al final. Sin pensarlo, me tiré a por la cremallera de su vestido y la bajé entera, hasta su cintura sin dejar de follármela. Como pudo, Vera volteó su cabeza y me miró con cara enigmática. Saqué mi verga repleta de sus fluidos, la coloqué por encima de su culo y, con apenas dos sacudidas de mi mano, comenzó a expulsar latigazos de leche por toda la espalda de mi amada prima. Los dos primeros alcanzaron la nuca e incluso el pelo de Vera, cayendo todos los demás a lo largo de su espalda que quedó casi cubierta con mi caliente y espeso esperma. Agotado, caí hacia atrás quedando apoyado contra el otro coche. Vera no se movía. Le faltaba el aliento y la leche que le resbalaba por su espalda pareciera que le había dejado bloqueada. Lentamente, conseguí erguirme y me acerqué para ayudarla a incorporarse, lanzándose a abrazarme y buscando mi boca para besarla apasionadamente.

- ¿Te has propuesto lefarme todo el cuerpo o qué?-. preguntó aún agitada.

I - Sí. - Y acercándome más a ella le susurré - y este fin de semana no te vas a librar de que te deje con la cara llena de leche como la putita que eres.

V - Joder, ven, vamos ya a casa. Voy a tenerte toda la noche dándome rabo. Anda, ayúdame a cerrarme el vestido.

Como pude le subí la cremallera. Se bajó el vestido y, agarrados de la mano, salimos de aquel callejón en busca de un taxi que no tardamos mucho en encontrar.

V - Por fsvor, nos lleva a la calle...

El taxi tomó la dirección señalada y nos llevó hasta la casa de mi prima.

Continuará...

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