1. Mi prima Vera. (02)


    Fecha: 16/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Ronald Amundsen, Fuente: TodoRelatos

    ... controlarse. - Y me pellizcó en el culo riéndose. Por cierto, ¿quién era esa pelandrusca que estaba contigo?
    
    I - JAJAJAJAJAJA ¿Pelandrusca es una palabra que se siga usando?
    
    V - Si es una golfa que viene a levantarme el ligue, sí.
    
    I - ¡El ligue! jajajaja. Era Sara, una de las chicas del aeropuerto.
    
    V - ¿Y cómo te ha encontrado?
    
    I - Casualidad. Pero se ha quedado con las ganas de que me la lleve por ahí.
    
    V - ¿En serio? ¡Qué guarra! Sin conocerte ni nada... - Ambos explotamos en una carcajada enorme.
    
    La noche continuó entre copas, cervezas y bailes con mucho roce. La excitación crecía a cada segundo que nuestros cuerpos se pegaban contoneándose al unísono. Nuestras manos, a escondidas, hacían lo que nuestras bocas no podían. Se juntaban y paseaban por nuestros cuerpos acariciándonos y magreándonos lascivamente. Creo que ambos teníamos claro que aquello no iba a poder durar mucho dada la calentura que teníamos. Nos dimos cuenta de que estábamos abrazados frente a frente, rozando nuestros cuerpos y con nuestras caras a solo unos centímetros aguantando lo inaguantable. Vera me agarró de la mano y tiró de mí hacia el exterior del local. Anduvimos unos diez minutos callejeando y alejándonos de la fiesta y el jolgorio hasta que llegamos a una zona por la que apenas había gente. Llegados a una esquina, Vera me empujó contra la pared y se lanzó sobre mí como una leona hambrienta comiéndome la boca con desesperación. Sus manos bajaron directamente hacia mi cintura desabrochándome el cinturón e intentando bajarme la cremallera. La paré, consciente de que había demasiada luz y la metí en el callejón que teníamos al doblar la esquina. Una luz tenue lo iluminaba. Había un par de coches aparcados y solo se veía la puerta de un almacén. Aún estando en la calle, estábamos tan desatados que nos importó poco que pudieran vernos y decidimos, sin hablarlo, que aquel pequeño y oscuro rincón de la ciudad iba a ser el lugar en el que diéramos rienda suelta a todo lo que llevábamos dentro.
    
    Vera me metió entre los coches y me empujo contra uno de ellos. Ahora sí, sus manos desabrocharon mi cremallera y, sin más preámbulos, sacó mi henchida verga de su cárcel textil y se agachó hambrienta para metérsela entera en la boca. Mi prima chupaba y lamía con verdadera dedicación, como si le fuera la vida en ello. Mientras, y dada la postura que tenía, totalmente encorvada y con las piernas rectas, la atraje hacia mí para levantarle el vestido y disfrutar de su culito entangado. Los tacones y la postura que aquel majestuoso culo permaneciera redondo y perfecto. Empecé a acariciarlo suavemente, pero la agresiva mamada de mi primita me estaba poniendo excesivamente recolucionado, lo que me llevo a darle una sonora nalgada que hizo que su culo quedara marcado y enrojecido. Vera soltó un pequeño quejido e intento separar su boca de mi polla para no sé muy bien qué, porque se lo impedí apoyando fuertemente mi mano izquierda en su cabeza y empujando con mi pelvis ...
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