Mi prima Vera. (02) - Relatos Eróticos

Mi prima Vera. (02)

... ponerse más y mas tensa y le arranqué de las entrañas un enorme, intenso y largo orgasmo acompañado de un bufido que tuvo que escucharse en todo el vecindario y que acabó siendo apagado en un dulce y sensual beso. No sé cuánto tiempo pasó hasta comenzó a recuperarse. El agua corría por nuestros cuerpos. Nuestras respiraciones se habían acompasado. Estaba en una postura tan receptiva que, como años atrás, pegué me verga a su coño frotándolo suavemente sobre él sin llegar a penetrarlo, pero arrancando un gemido tras otro a Vera. Nuestras miradas se cruzaron. Necesitaba hacerlo y, solo al primer gesto, lo entendió a la perfección. Me arrodillé ante ella que, hábilmente, pasó su pierna por encima de hombro, y sumergí mi cara en aquella límpida almeja deseosa de ser adorada como se merecía. Engullí sus fluidos y me dedique a chupar, morder y relamer cada pliegue, saliente o curvatura que mi boca encontrara a su paso. No tardé en arrancarle un nuevo orgasmo, más corto, pero igualmente intenso, que hizo que Vera me sujetara fuertemente de los cabellos. Cuando finalmente se relajó, ascendí lentamente pasando la fina punta de mi lengua por todo su cuerpo hasta llegar en su boca y sumergirme en ella buscando cruzarme con su danzarín apéndice.

V - Joder, primo. Menuda lengua. Qué manos. ¿Dónde has aprendido ésto?

I - Pues si te digo la verdad, resulta que tengo una prima con la que me juntaba en el pueblo y...

Rompimos a reír. Nos fundimos en un apasionado beso bajo el agua de la ducha y salimos para arreglarnos.

Cuando estaba cogiendo mis cosas para arreglarme me dijo que saliera de la habitación. Me quedé perplejo. - Es que tengo que arreglarme y necesito espacio.- Me quedé solo en el salón con la toalla anudada a la cintura y todas mis cosas tiradas sobre el sofá. Organicé un poco todo y fui arreglándome. Me puse unos vaqueros básicos y una camisa blanca sin cuello, además de una zapatillas, igualmente blancas, de tela y un cinturón estrecho.Mi pulsera de hilo con los colores de la bandera andaluza, un poco de colonia de Hugo Boss y me senté a esperar mientras le decía a Vera a través de la puerta - Niña, yo estoy ya listo.- Me respondió que me tomara algo mientras esperaba y eso hice. Saqué una cerveza del frigo (menos mal que no era Cruzcampo...) y me senté en el sofá. Pasados unos diez minutos me cansé de tontear con el móvil y encendí un rato la tele. Una media hora después la escuché gritar que estaba lista.

I - Pues venga, que tengo hambre- contesté entre risas.

V - ¿Estás listo?

I - Desde hace tres cuartos de hora.

V - Listo para verme, imbécil.

I - Sí, sí. Claro. - Le dije mientras me ponía de pie.

Abrió la puerta del dormitorio y apareció. Justo es reconocer que la espera había merecido la pena. Vera se había alisado completamente el pelo y se había enfundado en un estrecho vestido corto de color azul estampado con tirantes que se le pegaba como un guante y unos altísimos taconazos de aguja. Por debajo se intuía un ...