Un castigo en la granja (18) - Relatos Eróticos

Un castigo en la granja (18)

... cuello aplastándome las tetas contra mi cara y comenzó a bajar y subir. Podía oír sus jadeos sobre mi cabeza. Eran jadeos largos que emanaban un denso placer.

- Cómeme las tetas! – susurró a mi oído sin parar su vaivén.

- Como siento tu rabo, diosss! Como me llena el puto coño! Ahhh! Muérdeme los pezones! Ahhh!

Vi como Juan se pajeaban tras ella con cara de un depredador a punto de lanzarse sobre su presa. Pero no sé acercó. Acató rigurosamente la orden que le había dado Ceci, y esperaba la siguiente.

- Chupa más fuerte! Muerde! Tira con los dientes! Ahhhh! Diosss! Ahhhh!

Ceci jadeaba y susurraba sin parar mientras llenaba mi regazo con una corrida tremenda.

Casi sin acabar, volvió a dar órdenes.

- Juan, túmbate en el camastro!

Juan, sumiso y obediente se fue hasta el camastro y se tumbó boca arriba. Parecía un velero con el mástil despojado de la vela.

- Ufff, que corrida! No sabes lo puta que estoy ahora mismo! – Susurró besándome antes de levantarse de mi regazo.

- Ahora mi culito será para ti, cariño! Quiero sentir como me lo revientas con la polla de Juan dentro de mi coño! Me encanta notar las dos pollas dentro!

Se fue hasta el camastro y yo la seguí masajeándome la polla que la tenía como el pedernal. Se arrodilló sobre el regazo de Juan a la vez que le cogía la polla para metérsela en el coño. Después se inclinó sobre su pecho ofreciéndome su precioso culo. Con arrebato, me arrodillé tras ella y posicione mi capullo contra el preciado agujero. Juan ya lo había dejado bien dilatado, y apenas empujar sentí como su recto lo engullía hasta la mitad.

En ese momento, Juan comenzó a bombear el coño desde abajo y yo hice lo mismo con el culo desde arriba. Las dos pollas entraban y salían a la vez y los jadeos de Ceci se hicieron más notorios.

- Ahhh! Diosss! Ahhh! Como me llenáis! Ahhh!

- Te gusta, puta!? – replicó Juan en un tono rudo y asalvajado.

Ceci, con la respiración totalmente agitada, no llegó a contestar. Yo también me había puesto salvaje, y aumenté el ritmo de las embestidas a la vez que me unía a los comentarios promiscuos.

- Diosss, como me gusta tu culo, puta! Te lo voy a reventar!

El cuerpo de Ceci comenzó a temblar y sentí como su recto apretaba mi polla. Sus jadeos se convirtieron en gritos y mi capullo estalló en lo más profundo de su culo soltando una buena dosis de semen.

Noté que Juan también se corría por ímpetu desaforado.

Los movimientos cesaron, excepto los de Ceci que seguía temblando. Acaricié tiernamente su espalda y saqué la polla de su bonito culo. El dilatado agujero expulsó un borbotón de semen al sentirse liberado y me retiré observando esa maravilla.

A los pocos segundos se levantó Ceci y fue hasta el fuego con la cara todavía desencajada y los muslos chorreando.

- Os ha gustado? – preguntó girando la cabeza hacia Juan.

Este asintió varias veces y después me miró a mi que repetí los asentimientos. Ceci se pasó la mano entre los muslos y la sacó ...