1. Nuestras Vacaciones de Semana Santa de 1976


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Incesto Masturbación Autor: Edwardo2, Fuente: SexoSinTabues30

    ... ya habíamos tomado tres botellas de vino de durazno que tanto le gustaban a Luisa por lo que empezamos a sentirnos alegres, a mi hermana al igual que a mí nos causaba ese vino una picazón muy sugestiva por el bajo vientre.
    
    No podía perder de vista mientras ella se iba quitando sus prendas y yo hacía lo mismo, primero la camisa, la camiseta, el pantalón, calcetines, zapatos quedándome en calzones, pero mi miembro estaba a todo lo que daba y mi hermana me miraba muy coqueta e insistentemente.
    
    Ella se quitó la ropa quedándose en calzones y brasier, por cierto muy sugestivo pues le tapaba apenas la mitad de sus melones y se le salía parte de las areolas de sus pezones, lo cual me ponía más caliente, era imposible bajar la rigidez de mi pene y no nos perdíamos de escudriñarnos con nuestras miradas. Al fin podría ver las partes más interesantes de mi hermana al quitarse el brasier y los calzones. Partes que había visto innumerables veces per que continuaban excitándome como si fuera la primera vez, otra de las grandes virtudes del incesto, nunca te cansas de excitarte con tu hermana como en nuestro caso o con quien sea de tu familia.
    
    Me sentía raro desvistiéndonos en el baño y dejando nuestras prendas incluso ya sin brasier y sin nuestros calzones, en el cuartito de al lado donde había una cama y un ropero, porque era el cuarto de la servidumbre. Luisa estaba preciosas toda desnudita pero en ese momento María mi prometida marcó por teléfono para poder vernos al día siguiente, cuando empezó a sonar, tuve que corrí desnudo para ir a contestar el teléfono porque antes ni en sueños que hubiera celulares.
    
    Me pegue a las nalgas de Luisa y mi pene recorrió toda la raya que separaban sus glúteos encontrándome con su hermoso culo en forma de una apetitosa rosquilla, mis manos la abrazaban desde atrás para acariciar sus senos con sus pezones bien erectos. Era una sensación divina el sentir el calorcito de las nalgas de mi hermana en mi pene.
    
    Me dejó pensativo, se lo dije sin dejar de acariciar sus senos y lamer su cuello y su oído derecho metiéndole mi lengua, eso la excitaba aún más de lo que pensaba y es que conocía perfectamente sus puntos débiles por ser el confidente de todas sus intimidades y conocer todos sus secretos, como eran el chupar sus dedos, acariciar la palma de su mano, lamer sus pezones alrededor de sus areolas las cuales contenían muchos granulitos que rodeaban los tallos de sus pezones tan hermosos que siempre se los andaba mamando y otros más.
    
    ¡Zas! Me la soltó mi hermana ahora sí era en serio y yo me sentí indefenso y cómo decirle que no, cuando era lo que más ansiaba, vivir nuestro incesto en forma con mi mujer ¿No sabía que podría decirle a mi prometida?… para terminarla… y quedarme con quien realmente ya era mi verdadera mujer… Luisa
    
    Ya desnudos tallamos nuestros cuerpos enjabonándolos, mi miembro seguía cobijándose entre sus nalgas llegando a deslizarse mientras nos seguíamos bañando por su culo que tanto me ...