1. Mi perversa madrastra (9)


    Fecha: 14/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... Eran las diez de la noche. Eso era un problema, porque era muy temprano y me iba a costar contenerme durante tanto tiempo. Supongo que en el fondo sabía que no iba a poder lograrlo.
    
    Me quedé en la sala de estar, mirando televisión, sentado en el mismo sofá en el que había traicionado al viejo por primera vez. Aún conservaba la tanga hecha trizas en mi habitación. Había sido una cogida salvaje pero corta, pensé. La idea de tenerla durante horas para mí era demasiado provocadora. Me pregunté si bajaría a las dos y media de la madrugada a tomar su vaso de leche. Me respondí que no, que era muy improbable que lo hiciera estando sola conmigo en esa enorme casa.
    
    Di vueltas por la sala de estar, sin prestarle la menor atención a la película que había puesto. No podía dejar de pensar en ella. No podía perderme la oportunidad de poseerla una vez más. Si bien las circunstancias eran muy turbias, por otro lado, eran pocas las veces en las que tendría una oportunidad como esa.
    
    Rendido, me dirigí hasta el dormitorio que mi madrastra compartía con papá. No oía nada, salvo, de fondo, el débil sonido del agua cayendo. Se estaba bañando, imaginé. Pensar en eso no ayudó mucho. Ya la había visto desnuda en esa ducha, y había decidido no poseerla en ese momento. Ana Laura se había puesto en un rincón, resignada; había quitado sus manos de los pechos y me los había mostrado; había separado las piernas, indicándome que estaba dispuesta a someterse, más allá de que supuestamente no lo deseaba. Y yo la había dejado ahí, con la boca abierta.
    
    ¿Hoy estaría igual de caliente que aquella vez? Me di cuenta de que el sonido del agua había parado. ¿Se estaría poniendo la ropa para dormir? O quizás estaría desnuda, secándose ese escandaloso cuerpo que me había hecho perder la cordura.
    
    Entré al dormitorio. Ana Laura estaba tirada en la cama, boca abajo, cubierta por un toallón. El pelo estaba seco, por lo que entendí que la ducha había sido interrumpida. Hablaba por teléfono con alguien. Giró para mirarme. Puso los ojos en blanco. Tapó el parlante del celular.
    
    —¿Qué querés? —me preguntó.
    
    Me acerqué, sin decir nada. La agarré de la muñeca y se la torcí un poco para ver con quién estaba hablando. “Marcelo”. El nombre me sonaba de algo. De repente me di cuenta: ¡Era su ex! Ese con el que se había peleado papá al poco tiempo de que Ana Laura hubiera llegado a casa.
    
    —Tengo que cortar —dijo ella, y así lo hizo.
    
    —Así que cagás a papá con tu ex —dije.
    
    —No digas boludeces. Es otro Marcelo —dijo ella.
    
    —Y este otro Marcelo te llama casi a la medianoche —dije yo—. Cuánta confianza.
    
    —Qué querés, Matías.
    
    Agarré la toalla por donde estaba atada, y la desaté, para luego tirar de ella. Mi madrastra no hizo el menor esfuerzo para evitarlo. Dejé la toalla a un costado. Ana Laura quedó totalmente en pelotas. Me senté en la cama. Acaricié lentamente su espalda, hasta llegar a su orto. Lo acaricié de la manera más obscena, metiendo la mano en la zanja, para luego ...
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