1. Trabajo forzado para un niño de 8 años


    Fecha: 14/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: amato, Fuente: SexoSinTabues30

    ... aumento.
    
    Miguel siempre me prestaba mucha atención personal, diciendo que le gustaba que yo tuviera buen aspecto. Le gustaba asegurarse de que me bañaba bien, solía entrar para ayudarme a lavarme, pasando sus manos enjabonadas por toda mi piel, a veces incluso compartiendo la regadera conmigo. Cuando lo hacía, me pedía que le ayudara a lavarle las partes íntimas, o solo la verga y los huevos, como él decía que debía llamarlos, y a veces, también lavarle el culo.
    
    Mi vida siguió así por un par de meses, hasta que un día llegué a casa y me encontré a mi mamá muerta por una sobredosis.
    
    Durante la siguiente semana de idas y venidas de gente, me enteré de que mamá había firmado algún momento en el que decía que Miguel debía cuidar de mí si a ella le ocurría algo. No conocía a ningún pariente y no había nadie más que pidiera acogerme.
    
    Excepto por la ausencia de mi madre, mi vida fue muy parecida durante los dos meses siguientes. Hasta que vi los cambios de mi octavo cumpleaños.
    
    Al llegar a casa ese día, Miguel me dijo que yo necesitaba bañarme, y que luego me daría mi regalo. Él se duchó conmigo, haciendo que le lavara la verga y los huevos, como ya era costumbre.
    
    Al terminar el baño él me secó y me pidió que yo hiciera lo mismo para él. Cuando terminé de frotarlo con la toalla, su verga sobresalía dura y erecta, como esas veces en las que lo había visto desnudo con mamá.
    
    Fui a recoger mi ropa pero él me dijo que la dejara ahí y fuera a la sala. Así lo hice. Fui y me senté desnudo en el borde del sofá y él me siguió, después se puso frente a mí con la verga aún sobresaliendo, rígida.
    
    —Ya estás mayorcito —me dijo—, así que vamos a cambiar algunas cosas por aquí. Ya me estás ayudando a ganar dinero vendiendo para mí, pero vas a aprender otras formas de hacer dinero.
    
    Se acercó a mí, su verga estaba a escasos centímetros de mi cara. Intenté echarme hacia atrás, pero él me puso una mano en la nuca y me tiró hacia delante hasta que la cabeza de su verga me rozó los labios.
    
    Me dijo que abriera la boca y me explicó cómo debía cubrir mis dientes con los labios. Luego empujó la cabeza de su verga dentro de mi boca y me dijo que la chupara y la lamiera como si fuera un caramelo.
    
    Sujetándome la cabeza, empezó a deslizarla dentro y fuera, mientras me decía que siguiera chupando y lamiendo. Para esto ya había llenado mi boca de 8 años con su verga, pero cada vez que la volvía a meter intentaba hacerlo más, hasta que logró llegar hasta al fondo de mi garganta. Siguió así hasta que se detuvo con un estremecimiento y un espeso líquido salado inundó mi boca.
    
    Sus manos me cerraron la boca en torno a su verga.
    
    —Trágatela, cabrón —jadeó—, escúpela y la lamerás del piso.
    
    Mantuvo su verga en mi boca durante un par de minutos antes de apartarme de un empujón, yo caí al suelo dando arcadas con mocos y lágrimas escurriéndome por la cara. Me dio una patada con el pie descalzo:
    
    —Levántate y vístete, tengo cosas que entregar —murmuró—. ...