1. Trabajo forzado para un niño de 8 años


    Fecha: 14/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: amato, Fuente: SexoSinTabues30

    Me llamo Kevin, tengo 13 años y soy una puta.
    
    Ahora sé lo que significa esa palabra. No lo sabía la primera vez que me hicieron levantar una hoja de papel para la cámara diciendo que yo era una puta.
    
    Mi padre murió en un accidente cuando yo tenía 4 años. Ya no le recuerdo tan bien, sólo un par de cariños, y a él dándole patadas a una pelota conmigo en el jardín después de la escuela.
    
    Al principio mi mamá siempre estaba llorando, luego se volvió más silenciosa y siempre que la buscaba parecía estar dormida. Ahora sé que era por estar borracha. La casa se llenaba de polvo y mi ropa se ensuciaba.
    
    Justo después de que cumplí cinco años tuvimos que irnos de la casa y mudarnos a un departamento maltrecho en el centro de la ciudad.
    
    Este se fue vaciando a medida que se vendían la cosas para poder alimentarnos. Todos mis mejores y juguetes más caros se fueron, y a medida que yo crecía la ropa que necesitaba iba llegando barata y de segunda mano.
    
    Tenía casi seis años cuando mi madre consiguió trabajo en un bar local. Me quedaba solo cuando ella se iba a trabajar, alrededor de las seis de la tarde, y a menudo me despertaba el sonido de su llegada a las dos o tres de la madrugada, normalmente con algún hombre que la había recogido.
    
    Al levantarme por la mañana, en aquellos días en los que me molestaba en ir a la escuela, la encontraba a ella y a algún hombre desnudos en la cama o en el sofá durmiendo.
    
    Tenía 6 años y medio cuando Miguel se convirtió en una parte habitual de nuestras vidas. Pronto se convirtió en el hombre que normalmente encontraba desnudo con mi madre, y un mes o así después, mamá me dijo que se venía a vivir con nosotros.
    
    Una cosa buena para mí era que Miguel siempre tenía dinero, y mi entonces mi ropa mejoró, o al menos para la mente del niño de la calle en el que me estaba convirtiendo: tenis nike, pantalones adidas, camisetas de moda, sudaderas con capucha y gorras que me dijo que llevara siempre al revés.
    
    Un par de semanas después de que se mudara a mi casa, mi aspecto había cambiado radicalmente: pasé de ser un niño desatendido a una versión joven de un hijo de papi mimado y engreído. Me llevó a la última moda en cortes de pelo para chicos y me hizo un piercing en las orejas, diciéndole a mi madre que no quería que lo vieran conmigo si no era con eso.
    
    Pronto supe de dónde procedía su dinero. Veía a los muchachos y adolescentes que visitaban nuestro apartamento, sacando dinero y metiéndose pequeñas bolsas y paquetes en los bolsillos antes de marcharse.
    
    Más temprano que tarde ya me encontraba haciendo entregas regulares para Miguel, y tardes en el parque haciendo ventas a sus clientes de la escuela secundaria local. En un par de meses supe lo que me hacía la hierba, y sabía que mi mamá consumía cosas más fuertes.
    
    La marihuana se convirtió en una parte normal de mi día, pero Miguel siempre me mantenía alejado de sus “artículos” más fuertes. Al mismo tiempo, veía que el consumo de mamá iba en ...
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