1. Próxima reunión familiar 1


    Fecha: 11/10/2019, Categorías: Incesto Autor: brendy, Fuente: SexoSinTabues30

    ... de papá recorrían mi espalda hasta llegar a mi faldita. En ocasiones tocaban mis pechitos, me los excitaban. Mi respiración aumentaba.
    
    -Acuéstate hija – dijo entre jadeos.
    
    -No – contesté.
    
    Mi vagina goteaba y ya había empapado su verga. La tomé con una mano y la llevé hacia mi pequeña entradita. Me restregué con ella. Su glande en mis labios era maravilloso y me mojaba todavía más. De nuevo sentía esa urgencia que sentí con Lucrecia, la de querer hacerse cargo del placer que sentía. Lo necesitaba ya. Y fue entonces que me arriesgué y justo en la entrada de mi vagina, hice presión con aquel falo hasta que la humedad y mi dilatación me permitieran albergarlo en mi interior.
    
    Gritar se queda corto. Rugí al sentirlo. Me retorcía a pesar de no ser dolor. Era algo distinto, como si me forzara a sentir placer. Era algo prohibido y mi cuerpo se resistía. Me abracé contra su pecho mientras mis movimientos pélvicos instintivos me hacían bajar más y más para permitirle una entrada tan profunda como fuera posible. Fue entonces que algo cedió y mi útero se dilató para dejarlo pasar con más facilidad. Llegó hasta el fondo.
    
    -Aun no te la meto toda – dijo entre jadeos.
    
    -Ya no me cabe más – respondí temblando.
    
    Y fue entonces que me tomó de las caderas como si de una muñeca se tratase y me levantaba de arriba abajo. Yo también lo hacía, por instinto sabía que debía subir y bajar. Se sentía mejor, se sentía más. Era inigualable. Mi cabeza estaba contra su pecho, luchando sin respirar, al tiempo que usaba toda mi concentración para mover mi cadera al mismo ritmo que él me subía y me bajaba, además de penetrarme con igual o más ímpetu. Me iba a dejar sin aliento. Me iba a destruir. Eso mismo hacía con Mara, la de las tetas grandes, y con Cassandra, la que bien podría ser modelo. Antes de eso lo hacía con mi mamá, su sobrina. La preñó a mi edad, cuando era sólo una niña con su primera menstruación. La embarazó tres veces. Y yo quería lo mismo. No… quería superarla. No éramos iguales. Yo le daría cuantos bebés quisiera a papá. Diez, si fuera posible. Sólo quería placer a cambio, quería eso que me había enseñado Lucrecia. Venirme, como ella lo llamó. Me dijo que papá se cogía a mis hermanas y que cuando gritaban sin control era porque se venían con mucho, mucho placer. Sólo por los sonidos suponía que papá era un buen follador, un buen amante, o en mi caso, un buen padre. ¿Cuántos hijos había tenido? No importaba, yo le daría más, mis hermanas debían darle más. No nos falta el dinero. Yo sólo quería… quería…
    
    Papá me interrumpió al levantarme y subirme al sillón, dándole la espalda. Quise darme la vuelta para preguntarle qué pasaba, pero en ese momento, presionó mi cabeza contra el respaldo del sillón y levantó mi culo hacia él. Pensé que me la metería por mi culito, pero en vez de eso alineó su verga con mi vagina y me penetró. Me lo hacía de perrito, como había visto a mis hermanas con él muchas veces, en la sala, en el salón de juegos, en el ...
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