El viaje de Iván - Relatos Eróticos

El viaje de Iván

... Tenía puestas varias indumentarias indias y pastaba tranquila. Varios pensamientos inundaron mi cabeza - Follatela que nadie te va a ver, comele la vagina, pajeate y que te chupe la polla, etc.- ninguno bueno como podréis imaginaros. Lo medité durante un rato, mis ganas de follar estaban a flor de piel, quería hacerlo si, pero tenía miedo de que pasaría si me pillaban. Dude muchísimo hasta que observé los excrementos que habia en la tierra. Me ponía la idea de acabar pringado de aquella mierda. Había visto hindúes con el cuerpo semidesnudo manchados con heces del animal como si de barro se tratase, incluso niños, la devoción que había por aquel animal era más grande de lo que pensaba.

Respire hondo, mire a mi alrededor, y cuando me asegure que no iba a pasar nadie por la zona en un rato, me adentré dentro de la finca. La vaca ni se inmutó ante mi presencia, seguía con sus quehaceres. No encontré ningún objeto al que subirme para poder penetrar al herbívoro, así que no me quedó otra que conformarme con lamerle la vagina y el ano.

Acaricie la cabeza de la vaca y un poco del lomo a pesar de que no notaría ese contacto debido a la manta que le habían puesto. Cuando llegue a su trasero, lo masaje suavemente para que no se sintiera amenazada. Volví a mirar a mi alrededor por si las moscas, y efectivamente la finca estaba bastante escondida. Me agaché, agarre el rabo del animal para que no me molestará y comenze a lamer aquella deliciosa vagina. Aquel olor me volvía loco, metía la lengua cada vez más al fondo desgustando algunos fluidos que tenía en su interior. La vaca muy dócil por cierto, se dejaba hacer, seguro que más de un hindú habria hecho lo mismo que yo. Estuve un buen rato lamiendo aquel coño, hasta que note que sus tripas hacian ruido, yo sabía muy bien que significaba aquello. La calentura que tenía me hizo hacer la mayor guarrada que haría en mi vida. Me arrodille, subí la cabeza hacia el culo de la vaca, abrí la boca y espere hasta que empezará a plantar un pino. Tardó varios segundos, cuando vi que asomaba el primer truño me puse más cachondo. El primer trozo de mierda me cayó de lleno en la cara, y se metió en mi boca, trague lo que pude y el resto cayó al suelo. Aquel sabor era diferente al del caballo de mi abuelo, pero igual de sabroso para mí. Mantuve mi posición y sobre mi cayó una cascada de heces que me ducho enterito. Soltaba gemidos de placer al estar cubierto de tanta mierda, que morbo me daba, con la mano apartaba los excrementos de mi ojos, y parte de la cara. Aún pude tragar unos cuantos trozos más. incluso me metí los dedos en mi ano llenos de mierda vacuna. Aquello era el paraíso. Tuve suerte de limpiarme un poco más con la orina de la vaca que expulsó luego del tsunami de mierda que descargo sobre mi, y yo la limpie a ella, metiendo mi lengua en su ano y comiendo un poco más. No tarde en correrme, mi semen se mezcló con las heces que cubrían mi capullo, vaya imagen tan deliciosa.

Muchos pensaréis que mis ...