1. La querida Pirucha (Final)


    Fecha: 02/10/2019, Categorías: Gays Autor: Ruizy, Fuente: SexoSinTabues30

    De solo pensar en lo que ocurriría esa tarde en el río me subió la calentura y estuve dispuesto a recibir a los siete que me harían sentir que realmente era una putita a la que se podía coger.
    
    Me salvó la campana cuando el último de los siete introducía su verga dura en mi culo que chorreaba el semen de quienes ya me habían culiado.
    
    Emilio se acercó y me ayudó a limpiarme y vestirme.
    
    -«A la tarde en el río te van a culiar los demás».
    
    Almorcé lo más rápido que pude y me retiré a mi cuarto a descansar y a prepararme para lo que vendría… No puedo negar que la excitación con la que andaba se mostraba en la dureza de la erección de mi pequeña verga y en la dilatación y palpitaciones de mi ano.
    
    Se vino a mi mente los episodios en que el cura que me convirtió en adicto a la verga y al sexo anal…
    
    -¡Ven acá! – me dice el cura, mientras me toma de la mano y me lleva al segundo piso. Abre la puerta. Me empuja suave, pero firmemente, dentro de la austera habitación. Luego se asegura de que nadie nos ha visto y cierra con la aldaba. Hay también una tranca, pero durante el día solo usa la aldaba.
    
    Me conduce hasta su cama y me invita a sentarme en sus rodillas. No es la primera vez. En realidad, eso había empezado como una suerte de caricias paternales sin otro propósito. Pero ahora ya estaba enterado de lo que el cura pretendía y que yo tanto deseaba.
    
    Secretamente, espero que en esta oportunidad haya un avance en este excitante juego.
    
    -Tienes unas piernas muy lindas. Mientras me acaricia. Siento sus manos que recorren suavemente mi piel y siento como se me eriza y se desencadenan sensaciones excitantes.
    
    -Y tus cachetitos, gorditos. Su mano grande y áspera de labriego pasa por mis nalgas muy cerca de mi rajita. Me estremezco.
    
    -¿Tienes frío? Me abraza y siento por primera vez la punzante presencia de su verga, su descomunal verga.
    
    -No. Le digo. Me sigue acariciando las nalgas, cambiando de lado. Alabando lo suave y rellenito que es mi traserito. Ya he comentado con Pascual, el otro acólito, lo que hace el padre Sergio conmigo. Me ha recomendado que me deje hacer y eso es lo que hago. Me quedo quieto.
    
    En ese momento, siento un movimiento extraño. Mientras me acaricia el trasero en forma insistente y descaradamente. Veo que su otra mano está debajo de la sotana. Un movimiento frenético. Me toma con firmeza y me sienta encima a horcajadas en sus piernas. Siento las embestidas de un ariete en mi culo. Tímidamente, me empiezo a mover. Estoy excitado. Me está haciendo el amor, pienso. Pero ¿por qué estamos vestidos? ¿Será así?
    
    Un placer extraño, oleadas de calor y de frío alternadas recorren mi cuerpo. El cura me da una última embestida y me aprieta contra su pecho. Fue como sentir una cañería que explota…
    
    Me baja apresuradamente y se dirige al WC.
    
    Me quedo con los ojos muy abiertos. ¿Me habrá hecho el amor? ¡Qué extraño es el amor entre hombres! El corazón me salta y lo siento como si lo tuviera en el culo. ...
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