1. Acabar y empezar años con cuernos.


    Fecha: 02/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CARTUZ, Fuente: TodoRelatos

    ... circunstancia y los hijos, deseando evaporarse. Desde que se sentaron, la conversación era un monólogo por parte de él, jactándose de todo, de los políticos que conocía, de las personas importantes con las que se codeaba...
    
    Ray me dice... “Joder hermano, les podías explicar a tus amigos que están en la fiesta de fin de año y no en un velatorio” le aclare de que no era mi amigo. Al terminar la cena, los suegros dicen que para ellos es muy tarde y que se retiran, entonces se van los hijos también y sus padres aprovechan para irse. Se quedan en la mesa solos. Me fijo en ella,Valeria, ella estará a punto de cumplir los 50 años, unos diez años menos que él. Físicamente los dos son de los que se cuidan. La miró descaradamente y de tanto mirarla logró sacarle una sonrisa que disimula, su cara era otra con esa sonrisa.
    
    Queda una hora para las uvas y no me lo pienso, me levanto y le digo... “Roberto porque no os sentáis con nosotros, qué podemos hacer un hueco y así hablamos” hice una buena jugada, porque a ella la coloque junto a mí, Roberto nada más sentarse se integró en la conversación, hasta que la llevo donde él quería. Con la ayuda del mantel y al estar más apretados, acaricio la rodilla de Valeria, que abre los ojos de forma sorpresiva. Aparta en un primer momento la pierna. Al rato la vuelve a colocar en su sitio y mi mano vuelve al ataque, esta vez mueve la pierna dos veces, como indicándome que quite mi mano.
    
    Como no respondo como ella quiere, entonces, me pellizca el dorso de la mano, pero al ser uñas acrílicas o de gel, no hacen el efecto deseado. Ahora subo mi mano, ella quita la mano con la que me pellizco y aprieta los labios, asiente a lo que está escuchando y cuando estoy a punto de llegar a sus braguitas, cierra las piernas con fuerza. Le digo en voz baja... “¿Se merece tanta lealtad?”, no me contesta, a los pocos segundos deja de apretar sus muslos y abre sus piernas. Con mi habilidad habitual, logro sortear esa preciada tela y acariciar su coñito, que se va humedeciendo cada vez más, al acariciar me doy cuenta de que tiene bastante vello, pero se nota que cuidado.
    
    Unos veinte minutos antes de que suenen las campanadas, nos avisan de que ya se puede pasar a la sala de fiesta, donde se nos dará el cotillón para las campanadas. Nos vamos moviendo y ya estamos todos juntos, la oscuridad no es absoluta pero casi. Roberto no quiere venir porque dice que lo de las doce uvas es una tradición para badulaques (Supongo que palabra que se aprendió para soltarla en algún momento de la noche) pero al final y por cómo le miro su mujer acepta venir, aunque no se tomara las uvas. Contrario a lo que pensaba, aunque había una pantalla, no se iba a poner ninguna retransmisión, iba a ser un animador quien hiciera el show.
    
    Ya han dado las doce de la noche, nos hemos comido las uvas y llegan las felicitaciones, después de felicitar a varias personas, felicito a Valeria y le acaricio el culito protegido por la oscuridad y por la algarabía que ...
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