#13 orgía en el baño turco - Relatos Eróticos

#13 orgía en el baño turco

... de lujuria y lo tragó. Ahora todo formaba parte de ella. Por ella y con ella.

Yo seguía de pie justo enfrente de ellas. Mi verga dura como el cuerno de un demonio. Repasando rápidamente mi mente encontraba que esa tarde Lucía y yo habíamos sin duda disfrutado, pero desde luego no el uno del otro. Por mi parte había follado con Pau en dos ocasiones, ella por la suya había exprimido hasta la extenuación a un plantel de nadadores germanos, y había dado buena cuenta de su amiga. Pero yo no había formado parte de sus planes. Estaba en un grado de excitación extrema. Deseaba a mi novia. Quería follármela salvajemente. El ambiente que había estado inoculándome desde que habíamos llegado al Spa, todas las muestras de sexo duro que me había enseñado, todo el placer que había repartido. Solo quería hacérselo de la manera más salvaje. Me miraba. Me miraba fijamente. Sus mejillas mostraban el rubor del placer. De los orgasmos que le habían sucedido. Uno tras otro. La lujuria irradiaba de cada poro de su piel. Era mi turno de disfrutar de esa diosa. Empezó a jugar con su pelo. Lo arremolinaba en sus manos, lo llevaba hacía atrás. Jugaba con su pelo al igual que con mi lubricidad.

–Te acuerdas lo que te he dicho que hicieras antes. –Le dijo a Pau.

–¡Qué dices! ¿de verdad quieres que lo haga? Creía que era una ocurrencia de esas tuyas. –No hizo falta que Lucía contestara, Pau entendió que no le quedaba otra opción que cumplir con el cometido que su amiga le había confesado. –Vale, ya veo. Dame un segundo.

Pau salió del Hammam y entró apenas unos segundos después con unas botellas de agua. Nos dio una a cada uno. La verdad que, aunque en la parte final la puerta había estado abierta y el calor se había reducido considerablemente, el agua que nuestros cuerpos habían expulsado había sido importante. Bebimos los tres el agua casi de un trago.

–Lucía, dame un segundo joder, esto no funciona así como dándole a un botón.

No entendía que es lo que me tenía preparado mi chica. Mi erección no flaqueaba si no todo lo contrario. La excitación nos había vuelto a embriagar apenas después de esa breve pausa de rehidratación. Lucía siguió jugando, meciendo su mojado pelo mientras me miraba. La lubricidad se me estaba inyectando en vena. Sentía el palpitar de mi corazón en mi polla.

–Creo que ya está cariño. –Dijo Pau.

Lucía todavía arrodillada llevo su cabeza al suelo. A ese húmedo y mancillado suelo.

–Cariño ponte detrás de mí. Desde ahí tendrás mejor perspectiva. –Como no podía ser de otra forma obedecí.

La visión que ofrecía el presente era simplemente increíble. Mi chica apoyada sobre sus rodillas y su cabeza en el suelo. Con sus manos seguía jugando con su pelo. Lo arremolinaba, lo embadurnaba de los fluidos que habitaban por doquier. Su interminable espalda era el lienzo donde todavía se reflejaban la multitud de eyaculaciones sufridas apenas hacía unos minutos. Su culo abierto, ofrecido a mí, era un espectáculo. Su ano todavía no conseguía ...