1. EMMA Y SU HIJO ALEX parte 1


    Fecha: 01/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Roberto Gonzalez, Fuente: SexoSinTabues30

    ... bastante caprichosas, mandonas y despectivas con el personal doméstico.
    
    Llegué a la casa precedida por el agente de la agencia, vestida con sencillez, sin hablar, temerosa pues podía decir algo impropio, la mirada de la señora fue de desdén y solo me recriminó diciendo – Tendrás que trabajar, estar a disposición las 24 horas, tendrás que aprender rápido a cocinar, manejar el lavarropas, salir a comprar las provisiones y elegirlas, y en fin todo lo relacionado al personal doméstico, en principio ayudarás a la cocinera, la planchadora y la lavandera –
    
    Se dirigió al agente, lo saludó, lo despidió y volvió junto a mí. Llamó a otra mucama de nombre Nara y le dijo – Llévate a ésta y ubícala entre ustedes – que se bañe, dale un uniforme y desinfecta su ropa. No puedo decir me odió de entrada pero quizás le incomodó mi juventud, mi belleza natural, mi habilidad para trabajar y adaptarme a las circunstancias. El dueño de casa señor Tono X fue bastante condescendiente, me trató afablemente, no me daba órdenes extravagantes ni incumplibles, aunque lamentablemente lo veía poco pues estaba ausente o desayunaba y salía temprano siempre por reuniones de trabajo y sociales. Mis tropiezos fueron innumerables igual que las reprimendas que me hacían sentir como trapo sucio, pero de a poco fui aprendiendo a ser una excelente doméstica como mucama, planchadora, cocinera o cualquier otro puesto, de la especialidad servicio doméstico.
    
    Me acomodé como pude en el pequeño cuarto destinado a las tres mucamas, Nara, de unos 35 años algo rolliza, no demasiado sociable y Neta unos años mayor que yo, alegre dicharachera, y no demasiado seria en lo que hace cumplir con las tareas, pero con la risa a flor de labios. La paga no era demasiada, pero me servía muy bien, tuve que sacar cuenta en el Banco para enviar dinero a mi madre, y guardar lo que me sobraba, a decir verdad gastaba poco, no me gustaba ir a bailes o bailantas, ni ser manoseada por hombres desconocidos, babosos y olorosos que aprovechaban la aglomeración de parejas, la música atronadora y el baile pretexto para apretar su pene contra mi vientre o mis nalgas, así más de una vez los dejé plantados en medio de la pista después de decirles –¡¡Creo estás muy equivocado si crees puedes manosearme impunemente!!. .
    
    Un tiempo después y gracias a la agencia me enteré teníamos sindicato, y teníamos derecho a defensa legal en caso de disputa con el empleador. Yo no entendía demasiado que significaba eso pero tiempo después cuando tuve un conflicto importante comprendí su significado, pero no me quiero adelantar. Lo cierto que recibía periódicamente a una procesión de abogados que me regalaban su tarjeta profesional y los recordara. ”Por las dudas”. Y bien que me sirvieron cuando tuve necesidad imperiosa de consultarlos.
    
    Mi día libre era el domingo, tenía obligación de irme de la casa del empleador pero ¿Adónde hacerlo? Yo no conocía a nadie en Buenos Aires y además sabía que había barriadas pobres donde las ...
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