1. EMMA Y SU HIJO ALEX parte 1


    Fecha: 01/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Roberto Gonzalez, Fuente: SexoSinTabues30

    Soy una mujer que estoy entre los treinta y los cuarenta, y aunque soy todavía joven de edad me considero vieja — casi diría una anciana por las penurias que he pasado y lo que tenido que luchar en mi vida para sobrevivir — yo y mi hijo Alex, hoy un joven bien parecido, blanco ojos verdes, delgado, cabello negro que fue creciendo sano y sin complicaciones de salud.
    
    Desde mi más tierna infancia hay tres cosas que he sufrido en carne propia y no se lo deseo ni a mi peor enemigo, y son el hambre, el no tener para comer ni un mísero mendrugo trozo de pan para saciar el hambre que te taladra las entrañas, el frío y la lluvia helada a la intemperie que te moja, penetra y te hace temblar convulsivamente hasta que en un momento te vuelves insensible al dolor y solo quieres dormir a sabiendas que no despertarás más, y lo último es, el no tener una cuenta bancaria, no tener siquiera monedas para comprar lo indispensable, lo que te hace dependiente y esclava total de quien te acerque unos míseros denarios.
    
    Nací en un pueblo de una provincia del norte de la República Argentina donde la temperatura en verano es 40º a la sombra, donde desde principios del siglo XX de instalaron máquinas para procesar caña de azúcar y otros frutos de la tierra, calderas, moledoras y vino el ferrocarril para trasportar el azúcar, vagones, etc. por lo que vinieron multitud de migrantes europeos cuyos descendientes aún conservan piel blanca, cabello rojizo, las mujeres espigadas de estatura de arriba de 1, 70 en general proporcionadas y de rasgos delicados en contraste con los naturales, más morochos, más bajos y ojos oscuros y las mujeres baja estatura, más bien largo por ancho, pero duras, trabajadoras y sufridas. A medida que la producción de caña se consolidaba más hombres y mujeres eran necesarios para trabajar en el campo muchas veces en condiciones muy duras. Y mi madre fue una de esas mujeres por lo que mi niñez fue de muchísimas privaciones pero aprendió a tener un corazón y una piel duras y a luchar por lo que creía era su derecho, aunque muchas veces tuvo que callar ante la amenaza de recibir una golpiza. Hoy yo su hija estoy colaborando en un grupo que ayuda a las mujeres víctimas de malos tratos, vejámenes y de mal nacidos que se aprovechan de estar indefensas.
    
    Mi madre una descendiente de migrantes peleaba contra la pobreza haciendo las típicas labores para mujeres pobres que le permitían ganar uno míseros denarios, lavar y planchar ropa para afuera, limpiar, barrer, a veces cocinar para eventos, por lo que salía a trabajar de madrugada y volvía a la noche a veces a medianoche con unos pesos (moneda argentina) producto de quemar su salud y su vida. Como era normal en esa zona y esa época los hombres eran “golondrina” es decir no siempre se quedaban en un lugar para mantener sus familias y ese fue el caso de mi padre, tanto mi madre ni siquiera pudo contarme cual era su aspecto físico, pero al parecer era uno o un hijo de migrante europeo y de allí mi piel ...
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