1. En bandeja de plata


    Fecha: 01/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: rafacal, Fuente: CuentoRelatos

    ... la introdujo en la boca, primero lentamente, emitiendo unos sonidos suaves, los que a medida que pasaron los minutos se hicieron tan sonoros, que desordenaron mi mente. Se demoró haciéndolo. Aguanté sus agresivos embates con tranquilidad, pues sabía que el exceso de alcohol me haría demorar un buen rato.
    
    −¡Kathy, necesito comerte! −dije al rato con ansiedad.
    
    Ella, suspendió su muy activo movimiento, y soltándome, giró levemente, hasta, quedando con su espalda sobre el lecho y mirando hacia arriba, abrió levemente las piernas.
    
    −¡Cómeme Rafa, cómeme el coño! −dijo.
    
    Ahora, al fin había llegado el momento de desvestirla, de ver a esta mujer madura, elegante, autoritaria, imperiosa, segura y determinada, en toda su plenitud.
    
    Remover las bragas, el sostenedor y las medias nylon, me tomó dos eternos minutos. Descubrir ante mis ojos su cálida cueva de amor, fue para mi una experiencia única, pues nunca había visto un coño rubio, aunque en realidad era casi pelirrojo. Me puse de rodillas en la cama y solo lo observé por un buen rato. Después de esto, me abalancé sobre ese plato gourmet y me lo comí con pasión por un buen período de tiempo, del que gocé infinitamente.
    
    −¡Para Rafa!, −dijo ella−, cambiando de posición y poniéndose en cuatro, como perrito.
    
    −¡Sígueme comiendo!, −gritó.
    
    Mi ataque era feroz, mi lengua y labios recorrieron con fuerza toda su zona de amor, de adelante hacia atrás, de arriba hacia abajo, con desespero y hambre de sexo. Te confieso, querido lector, que el momento era sublime, pero la mayor fuente de mi placer, era el color de esa pelirroja selva amazónica donde estaba sumergido.
    
    −¡Cógeme Rafa, méteme tu verga!, −exclamó Kathy con un tono dominante−. ¡Métemela!, −repitió.
    
    Solo me puse de rodillas lo mejor que pude y se la sumergí de un solo golpe, sin problema alguno, pues ella allá abajo estaba como un pantano resbaloso, el que despedía un olor embriagante.
    
    Allí duré largos minutos, confiado en mi y en mi capacidad de demorarme, pues como te mencioné antes, el alcohol era mi cómplice.
    
    −¡Siii, cógeme duro Rafa, me encantaaa!, −repitió una, dos y tres veces.
    
    Allí seguí, excitado pero muy tranquilo, pues estaba seguro de que duraría un buen rato, hasta hacerla correr duro; ese era mi objetivo principal.
    
    −¡Ayyy, siii, no pares!, −seguía diciendo.
    
    Mi tranquilidad terminó, cuando oí, −¡Ayyy, dame por atrás!
    
    Detuve mi accionar por unos instantes, pues no lo podía creer. Estaba pensando con detenimiento, cuando oí de nuevo.
    
    −¡Rafa, dame por el culo!
    
    Oir eso, fue para mi como un cuento de hadas, pues mi debilidad ha sido siempre el sexo anal. Te explico querido lector; para mi es muy erótico, pues es la expresión máxima de la lujuria, seguramente por los muchos tabús que se han creado a través de la historia, aunque a pesar de eso, un alto porcentaje de gente lo practica.
    
    Bueno, no nos desviemos de mi historia y de Kathy.
    
    Cuando la oí expresar −¡Rafa, dame por el culo!, eché un ...