1. En bandeja de plata


    Fecha: 01/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: rafacal, Fuente: CuentoRelatos

    ... Mirándome a los ojos, en una actitud amenazante acercó su cara a la mía; yo sin dudarlo, le coloqué una mano en la nuca y sin dudarlo, la atraje y la besé con fuerza. Al sentir que su boca se abría un poco, le mandé la lengua a las profundidades de su cavidad bucal y dirigí mi mano libre a su bajo vientre, a lo que ella respondió abriendo ligeramente las piernas.
    
    Sabía que la batalla estaba ganada, entonces solo esperé un par de minutos.
    
    −Subamos a mi habitación −dijo− allá podremos adquirir licor del barcito −agregó.
    
    Los dos minutos que duró el elevador en llegar a nuestro séptimo piso, me dieron oportunidad de abalanzarme sobre ella y abrazarla con rudeza.
    
    −¡Kathy, me muero por comerte! −grité con ansiedad.
    
    −Debemos tener mucha precaución, −dijo− Todo el personal de Ventas está alojado en nuestro piso.
    
    −¿Cómo lo sabes? −pregunté.
    
    −Porque mi secretaria hizo todas las reservaciones de avión y hotel. −respondió con decisión. Ella estaba imponiendo su jerarquía.
    
    Ya en la habitación, me apresuré con afán a removerle la ropa, como un verdadero principiante. Ella me sorprendió, pues con autoridad, me detuvo.
    
    −Sirve unos tragos y relájate sobre el lecho. −Su frase sonó como una orden, a la que obedecí.
    
    Se dirigió al televisor y la vi operar los controles; un minuto después escuché una muy sexy música de saxofón, que hacía perfecto juego con la tenue luz del lugar. Sentía que Kathy era la figura principal de la altamente decorada habitación y yo… me sentía como la presa indefensa de aquella pantera salvaje, lo que disfruté enormemente.
    
    La vi entrar a una salita adyacente, de donde salió dos o tres minutos después. Su bello vestido ya era historia; sólo tenía encima un juego completo de encaje negro, compuesto por las bragas, el sostenedor y las medias nylon; para ella, su apariencia era importante, pues no se había quitado los zapatos de alto tacón.
    
    Su figura me hizo temblar. Aunque yo era guerrero de muchas batallas, el espigado cuerpo de Kathy me impresionó. El hermoso conjunto interior que llevaba, resaltaba el tamaño y la forma de sus pechos, la belleza de su culo y la esbeltez de sus piernas.
    
    Le alargué su vaso con licor y ella sonriente me preguntó, −¿te gusto?
    
    Conceptué que su pregunta no necesitaba una respuesta. Solo sonreí aparentando una seguridad no existente y dije, −Salud Kathy, por nuestra noche, −ella sonrió.
    
    Te dije antes, querido lector, que la iba a dejar tomar el liderazgo; pero no, ella lo tomó con decisión desde el principio. Nos besamos con pasión y lujuria por un buen rato; ella colocó los vasos de licor en la mesa de noche y dijo con convicción,
    
    −Quédate quieto y déjame obrar. −yo obedecí una vez más.
    
    Procedió a lentamente desvestirme, a lo que respondí prestándole la ayuda necesaria. Cuando tuvo mi hambriento falo al descubierto, exclamó −¡me encanta tu verga! −lo que aprecié enormemente, pues me llenó de la necesaria confianza.
    
    Se apoderó de mi Espada y casi con rabia, se ...