1. Antes del café (Capítulo 10): A ciegas


    Fecha: 30/09/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: LorePadilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... Ingrid en el penthouse de ese hotel y le confesaste que lo harías conmigo. Me sentí mal por haberme comportado así aquel día cuando en verdad yo también quería.
    
    -Ya no tienes porqué sentirte mal -comentó Braulio-. Queríamos quitarnos la curiosidad y ya lo hicimos, aunque no salió como lo esperábamos.
    
    -Al menos pude probar tu vergota y sentirla un rato dentro de mí antes de casarme, como me lo prometí -finiquitó Azucena.
    
    Horas más tarde arribó el camión de mudanza para transportar las pertenencias de Braulio hacia su nuevo domicilio. Eran las seis de la tarde cuando todos los muebles quedaron instalados en la nueva vivienda. Se encontraban presentes Azucena, Braulio, sus padres, Lizbeth, el padre de Lizbeth, compañeros de trabajo de Braulio e Ingrid en la improvisada celebración que duró apenas dos horas.
    
    Posteriormente, los invitados se retiraron y solo permanecieron Azucena, Braulio y sus padres. Estos últimos veían la televisión, mientras que Azucena tomaba una siesta en la recámara.
    
    Versión de Azucena:
    
    De pronto, sentí en la oscuridad cómo un trozo de carne se paseaba por mis labios. Sin hacer una sola pregunta, estiré mi mano para tocar la cosa misteriosa y luego empecé a chuparla.
    
    - ¡Qué rica verga! -exclamé.
    
    Sentía que una mano me agarraba el cabello y me impulsaba para meterme y sacarme de la boca el largo y duro pene que estaba felando. No cabía todo dentro de mi boca, pero lo succioné bastante bien. Minutos después, me acosté boca arriba, poniendo mi entrepierna en dirección hacia esa enorme herramienta.
    
    -La quiero toda adentro, papi -pedí.
    
    Al instante, sentí unas manos grandes tomándome de los muslos para elevarlos y así descansar mis pies en algo que parecían unos hombros. A la par, sentí ese monstruo tan largo tocando mi abdomen, mientras él se deshacía de mi ropa interior bajo mi falda. Pensé que era un sueño más y si acaso lo era, realmente no quería despertar.
    
    Aquel varón comenzó a masturbar su pene con mis muslos al apretarlos y rosaba mis labios vaginales. Las ganas de sentir ese viborón dentro de mí aumentaban cada vez que él lo pasaba por mi clítoris.
    
    Mientras él se masturbaba de esa manera, yo frotaba suavemente su glande con una mano. Así fue como, de repente, sentí que su glande se alejó de mi mano y se colocó a la entrada de mi concha. Mi grito fue ahogado en su mano que se aproximó a mi boca en el momento en que introdujo su miembro todo hasta el fondo de mi coño.
    
    La mezcla de dolor y excitación eran impresionantes. Mis pies prensaron su cuello con fuerza debido a los pujidos que realizaba por sentir semejante vergota dentro de mí. A su vez, eso hacía que apretara su pija con mis paredes vaginales de forma que a él le costaba trabajo penetrarme hasta el fondo, si no era dura pero lentamente. Por otra parte, a mí me volvía loca de placer y no pude evitar chorrearme tres veces casi seguidas.
    
    El tiempo me parecía vano en esos momentos, pero consideré que ya había transcurrido un largo ...
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