1. Súbete la falda


    Fecha: 29/09/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... tampoco era mala. Pero el destino quiso quitármela de en medio durante un tiempo.
    
    La madre de Marina se rompió la cadera, y después de pensarlo, decidieron que lo mejor era que ella se fuera unos días a ocuparse de la anciana. Sabiendo que a él ya lo tenía en el bote, aquello me otorgaba cierta libertad, pero tampoco debía desaprovechar la oportunidad para asegurarme de que firmara la adopción.
    
    El primer día ya la lié. Decidí visitar a mis antiguos amigos y llegué a las tantas apestando a tabaco. Ese detalle no pasó inadvertido para Saúl. Registró mi mochila y me quitó el tabaco. No protesté, él tenía razón, pero me fastidió que me quitara los cigarros porque me estaba volviendo a enganchar. No se enfadó, pero me dijo que no debía fumar y mucho menos introducir eso en casa.
    
    Hice bondad dos días y volví a las andadas. No hacía nada malo, simplemente estábamos en un parque, con el skate, ellos fumaban porros y yo solo tabaco, pasaba de esa mierda. Antes de entrar a casa tenía que pensar que hacer con el paquete de tabaco para que no me lo quitara otra vez. No sé me ocurrió otra cosas que sujetarlo contra la parte interna de mi muslo con la goma de las medias, unos milímetros por encima de la falda del uniforme.
    
    - ¿Otra vez, Rita?
    
    - Lo siento, echaba de menos a mis amigos.
    
    - ¿Has fumado?
    
    - No.
    
    - Te huelo el aliento. Dame la mochila.
    
    - Ya se me ha acabado. - Le dije mientras la registraba.
    
    - Súbete la falda.
    
    - ¿Cómo?
    
    - Ya me has oído. Soy bueno, pero no tonto.
    
    La subí ligeramente, cogí el paquete y se lo entregué de mala gana. Entendía que era su casa y sus normas y que había mil cosas mejores en las que gastar la paga que con tanta generosidad me daban, pero solo fumaba en la calle y pretendía dejarlo. Pero no sería fácil, porque al día siguiente volvió a suceder lo mismo.
    
    No lo hacía a propósito, pero llegaba aun más tarde, sin tiempo para pensar, así que hice lo mismo que el día anterior pero con la intención de intimidarlo un poco. Me estaba esperando con la mesa puesta y tras registrar la mochila me volvió a pedir que me subiera la falda. En esta ocasión la subí, dejando que viera mis braguitas, a ver si eso lo avergonzaba. Pero ni se inmutó, alargó la mano para que se lo entregara y cenamos como si nada hubiera pasado.
    
    El fin de semana quise dejar descansar a ese buen hombre. Estuve en casa con él, me enseñó a nadar, a jugar un poco a pádel y vimos películas juntos. Lo que siempre había deseado en una familia. Ni me acordé del vicio durante esos dos días. Incluso compartimos confidencias.
    
    - Saúl, ¿te puedo hacer una pregunta?
    
    - Pues claro.
    
    - ¿De quién es la culpa de que no podáis tener hijos?
    
    - De Marina. Puede quedarse embarazada, pero las opciones son remotas.
    
    - ¿Pero lo habéis intentado lo suficiente?
    
    - Créeme que sí. - Dijo riendo.
    
    - Es que... bueno... desde que estoy aquí no os he escuchado hacerlo.
    
    - Ese es el problema, desde que nos decidimos a adoptar, ya no ha querido ...