1. La amiga de mi hermana – Capítulo 2


    Fecha: 29/09/2019, Categorías: Hetero Autor: Bardric, Fuente: SexoSinTabues30

    ... vuelvas a acercar a mi hermana o a Sandra.
    
    Al darme la vuelta, Sandra se echó a mis brazos y me plantó un beso en la boca. Un beso rápido y enseguida se apartó un poco y miró sobre su hombro por si mi hermana estaba viéndonos.
    
    – Muchas gracias. – Tranquila. Vamos a ver a mi hermana.
    
    Mi hermana se encontraba aún en su habitación, sentada en la cama con la espalda apoyada en la pared y abrazándose las rodillas, tal y como se había quedado cuando empezó todo. Al verme entrar por la puerta, saltó de la cama y se abrazó a mí.
    
    – ¿Estás bien? – me preguntó. – Eso te lo tengo que preguntar yo a ti. ¿Qué ha pasado? – No te has perdido prácticamente nada. Yo he llegado hace nada y a los minutos ha llegado él. Le he abierto yo para mandarle a la mierda. En cuanto le he dicho que tu hermana no quería ni verlo, me ha apartado de un empujón y ha entrado hasta la habitación. Al poco has llegado tú. – Bueno, al menos os habéis quitado un gilipollas de encima. ¿Quieres un vaso de agua o algo? – Sí, por favor.
    
    Al separarse de mí, vi algo distinto en mi hermana. Algo raro en la manera en la que me miraba que no supe identificar. Ella volvió a sentarse en la cama y Sandra se sentó a su lado. Fui a la cocina, cogí un vaso de agua para mi hermana y un pequeño barreño con lejía.
    
    Al volver a la habitación, le di el vaso a mi hermana y me puse a limpiar la sangre del suelo y el marco de la puerta. Mi hermana aun lagrimeaba y se abrazó a Sandra. Esta le pasaba la mano por el pelo para intentar calmarla. Cuando terminé de limpiar la sangre, decidí dejarlas solas un rato y me fui a mi habitación.
    
    – Si necesitáis algo, estoy en mi habitación. Y si Joaquín vuelve a molestar, decídmelo.
    
    Más tarde, estaba mirando unas cosas en el ordenador cuando Sandra entró a mi habitación. Cerró la puerta y vino hacia mí. Giró mi silla para quedar frente a frente.
    
    – ¿Necesitáis algo? – Shh.
    
    Sandra se arrodilló ante mí y puso las manos sobre mis rodillas. Después, fue subiéndolas hasta llegar a mi cintura, donde agarró el pantalón y comenzó a tirar hacia abajo, arrastrando también los calzoncillos. La cogí de las manos, parándola, mientras miraba hacia la puerta.
    
    – Te debo una por lo de ayer y por lo de hoy. – ¿Y mi hermana? Nos puede pillar. – Tranquilo, no se va a enterar.
    
    Le solté las manos y ella comenzó a tirar de mi ropa otra vez. Me levanté un poco de la silla para que la ropa saliera mejor. Enseguida, mi pene estaba a su vista. Con una mano comenzó a acariciarme los huevos, mientras que, con la otra, me lo sujeto desde la base haciendo pequeños movimientos de bajada y subida.
    
    Mi pene aún estaba flácido, pero, gracias a su masaje, comenzó a ganar dureza. Aún no estaba erecto del todo y se lo metió a la boca, chupando fuertemente. Comenzó a subir y bajar, siguiendo con su mano los mismos movimientos, hasta que se detuvo en la base, con toda mi polla dentro de su boca. Sentía la garganta apretándome la punta de la polla cada vez que ella tragaba y ...
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