1. Las enormes bragas de mi madre


    Fecha: 28/09/2019, Categorías: Incesto Autor: jc2020, Fuente: CuentoRelatos

    ... personas, mi atención se volcó en lo relatos eróticos entre personas de la misma familia. Ese tema me había obsesionado, cómo llegas a tener relaciones sexuales con algún miembro de tu familia, esas historias hicieron que recordara las noches que dormía con mi madre.
    
    Una potente erección se apodero de mis pantalones, recordé como me abrazaba a sus pechos, en algunas ocasiones jugábamos a que yo era un bebe y me daba de lactar. Esas cosas me daban algo de grima, se reía a carcajadas mientras acercaba sus pechos a mis labios. Todo era broma, creo que más lo hacía con la intención de que yo perdiera el miedo a dormir solo, quizá si me mostraba cosas que no me agradaban yo me iría. Muchas veces al rosar sus piernas, estar abrazados, sentía un dolor en mi pene, una extraña sensación de dolor recorría esa parte de mi cuerpo, yo no sabía que pasaba. Estaba claro que era una erección, pero, yo aún era un pequeño, no tenía intenciones sexuales.
    
    Leyendo aquellas revistas eróticas, que por cierto guardaba muy bien, les había conseguido un espacio entre los comics que ya no leía. Las revistas estaban al fondo, ya que mi madre es muy ordenada, los fines de semana suele, voltear toda mi habitación y sacar basura de todos lados. Estas revistas las tengo en una caja de zapatos, donde guardo cosas de cuando yo era pequeño, algunos recuerdos que aprendí a conservar, muchas veces he visto esa caja sobre mi cama, pero, creo que solo la habrá bajado para limpiar por encima de la biblioteca. Ahora por seguridad cierro con seguro la puerta de mi habitación.
    
    Es algo que antes no hacía, incluso las mujeres de mi casa, se preguntan a qué se debe eso. Mi abuela sobre todo, siempre que estoy dentro, insiste para dejarla entrar, que en esta casa ninguna habitación debería de estar cerrada por dentro. Siempre está preguntando que hago.
    
    -Oye José, que haces dentro de tu habitación, porque te encierras como si estuvieras ocultando algo, deja la puerta abierta, así se ventila.
    
    -Haber abuela, no escondo nada, es solo que me gusta mi privacidad, no me gusta ser interrumpido, desconcentra mis estudios, eso es todo. A veces me estoy cambiando.
    
    -Déjalo mamá, que sea lo que haga dentro, seguro que le viene bien, además tiene lectura muy interesante, ya no es un niño, debe explorar nuevas lecturas. ¿Cierto José?
    
    -Claro abuela, vez como mi madre me comprende, pero sepan que no oculto nada, podéis entrar cuando quieras sin problema, tocáis para abrir, eso si.
    
    Que había pasado ahí, es que mi madre sabía algo de mis revistas, se habría enterado de algo al buscar entre mis pertenencias, eso fue una duda que se sembró en mí. Me parecía muy raro su comportamiento, la manera de persuadir a su madre. Aquella tarde mi madre se fue de compras, no dijo nada y se fue sola. Yo pase todo el día con mi abuela en casa, escuchando sus historias repetidas, ayudando a reubicar los muebles de su habitación. Ese día, al volver yo de clases, cenar con la abuela, como de costumbre me ...
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