1. Las enormes bragas de mi madre


    Fecha: 28/09/2019, Categorías: Incesto Autor: jc2020, Fuente: CuentoRelatos

    Las enormes bragas de mi madre, que usaba a diario, no eran nada eróticas, nada que me excitase, suelo recorrer los tendederos de casa, en busca de alguna braguita sexy. Alguna braguita que me cause erección, una ligera sensación de querer hacerme una pajilla antes de dormir. Pero en esta casa es algo imposible. Bragas enormes sin diseños, sin elásticos que decoren aquellas prendas, colores rosados, celestes, blancos percudidos, colores ya sin vida, colores desgastados por el paso de las lavadas, las fregadas a mano. Nada que motivase algo diferente en mis pantalones, ya conocía cada braga de esas, todos los viernes esperaban bajo el sol a secarse, para durante toda la semana cumplir su función higiénica.
    
    Es lo normal creo yo, en relación a las mujeres que viven aquí. Una es mi madre y la otra mujer es mi abuela, ambas de carácter católico, recatadas en su manera de hablar, vestirse, pensamientos, mujeres criadas con disciplina machista. Mi abuelo un militar fallecido, mi padre militar, que aunque no falleció en combate, un grave accidente automovilístico le arrebato la vida en lo mejor de su carrera. Crecí al lado de estas adorables mujeres, que se encargaron de criarme con mucho cariño, pero a la vez mucho carácter disciplinario, mi abuela no es de las que engríen a sus nietos, ella siempre tajante en sus decisiones, es ahora y ahora.
    
    Mi madre aunque un poco más dócil, pero siempre acataba lo que su madre sugiriese, lo que mi abuela opine, está bien y así se queda. Desde los 15 años que duermo solo, antes dormía con mi madre, yo tenía muchas pesadillas por las noches, la única manera de calmar aquellos sueños horribles, era dormir abrazado a sus pechos. Que aunque no eran grandes o voluptuosos, eran lo suficiente como para adormecerme y hacer que pueda conciliar el sueño. Mi abuela como siempre, esto no lo veía normal, no quería que me volviese un chico débil, quería que yo fuese un chico con carácter fuerte, con valor para afrontar la vida y sus problemas.
    
    Fue eso lo que motivo, a que mi madre tomara la decisión de que yo tendría mi propia habitación. Las primeras noches las pase muy solo, pero yo sabía que mi madre, espiaba desde la puerta de mi habitación. Ella sabía que yo la podía ver, sabía que yo me quedaría más tranquilo, sabiendo que celosamente me cuidaría, aunque no estemos durmiendo juntos, estaría ahí para velar mis sueños. Eso calmaba en gran parte mis miedos, a las largas noches en mi cama. Recuerdo que en algunas ocasiones sin que mi abuela se diese cuenta, su hija se acercaba a mi cama, se quedaba conmigo hasta que me dormía profundamente.
    
    Después de haber superado muchos traumas para dormir, debo confesar que todo ha cambiado, ahora disfruto mi libertad, tener una habitación propia. La privacidad para quedarme hasta tarde estudiando o leyendo revistas de contenido sexual, me gustan mucho los relatos eróticos, las historias que se cuecen en cada personaje. Muchas fantasías que suelen pasar a diario entre las ...
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