Cuñadas cuarta parte - Relatos Eróticos

Cuñadas cuarta parte

... Rosi había metido un par de dedos en el culo de su prima y mordisqueaba los labios y el clítoris de la embarazada que se derretía en su boca.

- ¡Me corro, me corro! – gritó Jorge. Rápidamente doña Inés pegó un tirón de la polla del camarero y apuntó la misma hacia las nalgas de su marido para que la corrida cayera allí. Dos o tres descargas dejaron un rastro blanquecino en la rabadilla y la espalda de él, que cayó derrengado boca abajo en la cama. Doña Inés se relamió y comenzó a limpiar los manchurrones de semen que se posaban en la espalda y trasero de su esposo

- Es usted una auténtica guarra en la cama, señora. Nunca habría imaginado que una dama como usted sería tan viciosa y depravada. Es usted una maravillosa y magnífica puta. - Dijo Jorge mientras se reclinaba observando como ella limpiaba a su marido.

Los que estaban fuera contemplaban atónitos la última actuación de la madre, suegra y hermana no dando crédito a lo que veían.

Los tres amantes se besaron y abandonaron la sala para ir a la ducha. Cuando salieron del cuarto, los tres en pelotas, recibieron un fuerte aplauso de los mirones que habían disfrutado de un espectáculo porno de ka mejor calidad.

Con una sonrisa de los dos mayores y una mirada de vergüenza del joven se fueron a dos cuartos de baño a asearse, mientras los vigilantes se marchaban a sus respectivos cuartos a seguir la festa o a dormir. Rosi se marchó con su prima de la mano acariciando su barriga y pechos.

La noche parecía haber concluido para algunos.

Y sin embargo en la habitación de Paula, Quique se había unido al dúo lésbico con su rabo en plena forma. Los dos hermanos después de besarse con pasión iniciaron un perfecto sesenta y nueve. Paula comía golosa la polla de su hermano y éste lamía y chupaba el encharcado chochito de la chica.

La mulata apartó al muchacho del chupeteo y le conminó que se lo comiera a ella, dejando que Paula siguiera mamando como una desesperada el magnífico instrumento. Después de gozar de las lamidas del chaval, Verónica ordenó:

- Vamos, guarro incestuoso, fóllate a tu hermana. Métela hasta el fondo y de un sólo movimiento.

El hermano no se hizo de rogar y, colocando a su hermana a cuatro patas, clavó su rabo en el sumamente majado coño de ella. Comenzó un frenético vaivén, pegando grandes gritos y bramando que siempre había querido follarse a su hermana.

- Toma polla, puta. Toma y toma. Siempre he sabido que eras una zorra calienta pollas. La de pajas que me he hecho viéndote en el cuarto de baño y cuando te traías a tus amiguitos y amiguitas del equipo. Te voy a follara hasta que no puedas cerrar la pierna. ¡Jofder que gusto follar el coño de tu hermana.

- Pues cuando le folles el culo te vas a desmayar, pero primero quiero ese pedazo de carne dentro de mi. ¡Fóllame mi niño!

Quique se salió del interior de su hermana y le abrió las piernas a Vero subiéndolas hasta que las rodillas chocaron con sus pechos. La preciosa mulata estaba plenamente ...