1. Aarón


    Fecha: 27/09/2019, Categorías: Gays Autor: SugarCat, Fuente: CuentoRelatos

    —¿Te podrías mover?
    
    Mi cuerpo no respondía, estaba inmóvil frente a él mirando sus verdes ojos, sin pensar en nada, embobado.
    
    —Qué diablos te sucede, muévete.
    
    Mi cuerpo se tambaleó al sentir su cuerpo embestirme para hacerme a un lado, mientras cargaba bolsas llenas de basura a su camioneta.
    
    —Lo. Lo. Siento —murmuré, miró arrugando su frente y movió su cabeza disgustado.
    
    Aarón era un hosco, malhumorado, tozudo, irritable y muchos otros adjetivos que reiterarían la idea. Aunque para todas las personas era un ángel. Veterinario de profesión, altruista por pasión, siempre ha ayudado a la gente en todo lo que puede, amante de los animales y el medio ambiente, dueño de una casa de acogida de perros, atiende animales de manera gratuita los fines de semana en diferentes partes y hace juntas para limpiar playas cercanas de donde vive. Eso lo hacía una persona buena, aunque nunca le creí por completo su personaje. Conmigo era borde y desagradable.
    
    Ese día acompañé a Aarón y a otras personas a limpiar una de las tantas playas que hay por acá por donde vivimos, lo hacíamos a menudo y siempre era un panorama entretenido y útil. Terminamos alrededor de las 8 de la tarde y un grupo decidimos que nos juntaramos luego de ir a ducharnos para salir a beber algo. La noche transcurrió tranquila, un par de amigos, un par de amigas, algunos desconocidos y muchos tragos. La velada había terminado a eso de las 2 de la madrugada y era tiempo de marchar.
    
    Embriagado y valiente me despedí y partí decidido a caminar las 13 cuadras que separaban el pub de mi casa. Por el camino salieron 4 hombres, me quitaron mi mochila, mi celular, mi chaqueta y mis zapatillas. Me dejaron solo con pantalones y camiseta. Eran ya las 2 y media de la madrugada y sin saber que hacer decidí ir donde la persona más cercana, Aarón, quien vivía a solo 3 cuadras del lugar del asalto. En algún momento del trayecto pensé en que podría haber salido, pero no me importaba, tenía miedo y por lo menos podría quedarme a esperarlo en la portería, pedir un teléfono, llamar a la policía o algo.
    
    Entré al edificio y sin saber en qué apartamento vivía pregunté por él al recepcionista.
    
    —Sí, Aarón el veterinario. Lo llamo —levantó el citófono y comenzó a llamar—. ¿Se encuentra bien? —preguntó el señor de pelo nevado.
    
    —Sí. No, en realidad me acaban de asaltar un par de cuadras atrás, por eso vine donde Aarón.
    
    —Oh lo siento. La gente está tan mala. Está tonta y mala —Sonreí—. Aló, Don Aarón tengo acá a...—Alzó la mirada para pedir mi nombre.
    
    Aarón vivía en el piso 25, estar en el ascensor fue eterno, estaba nervioso y no sabía con qué me encontraría. Toqué el timbre, se escuchaban voces y música. Se abrió la puerta y apareció.
    
    —¿Qué haces aquí? —apareció Aarón, se veía algo molesto e incómodo por llegar a tal hora a su departamento, me miró de pies a cabeza y su cara se suavizó.
    
    —Yo. Yo. No sabía dónde ir —comencé a llorar.
    
    —Mierda —me abrazó con sus enormes brazos—. Todo ...
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