1. EL SECRETO DE NUEVA ESPERANZA: Fray Thomas, sexo en el confesionario… (Capítulo 5)


    Fecha: 16/09/2024, Categorías: Gays Autor: Mateo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... siente fantástico… —resoplaba entre gemidos el fraile.
    
    Fray Thomas empezó a subir y bajar su cadera, metiendo y sacando aquel grueso pene de su ano, apretándolo con su esfínter anal, como si lo chupara con sus paredes anales.
    
    —¡Oh, que verga!… —gemía el religioso—. ¡La tienes muy grande!…
    
    Juan Pablo solo ponía los ojos en blanco, el placer que recibía era inmenso y sentía que no podría aguantar mucho tiempo en esa posición.
    
    En eso, se oyeron pasos y voces cerca del habitáculo del confesionario.
    
    —Entonces, Padre Régulo, cuente con mi donación para el día de navidad. —decía una voz grave, la de Raymundo.
    
    —Muchas gracias, hijo. A pesar de tu poca fe en la iglesia, debo reconocer que siempre aportas algo para quienes más lo necesitan.
    
    El Padre Régulo y Raymundo conversaban a medida que se acercaban al confesionario, quedando al lado de éste.
    
    Fray Thomas y Juan Pablo sentían la adrenalina recorrer su cuerpo por el miedo de ser descubiertos en pleno acto sodomita, pero eso no detenía al fraile para continuar clavándose el pene del guapo adolescente, mientras lo observaba y se ponía el dedo índice en los labios, haciéndole la señal de que no haga ruido.
    
    —¿Pero dónde se metió este muchacho?, —renegaba Raymundo al no ver a Juan Pablo donde lo había dejado.
    
    —Quizá salió a la calle. Ya sabes, hijo, como son los adolescentes, inquietos por naturaleza. —decía el Padre Régulo.
    
    Juan Pablo, metido en el confesionario, sentía como expulsaba potentes chorros de semen en el interior del ano de Fray Thomas, y a la vez mordía su mano para no gritar extasiado de placer y delatarse ante su papá y el Padre Régulo.
    
    Fray Thomas sentía como el elixir varonil de Juan Pablo le quemaba el interior, y lo orillaba a correrse con potentes chisguetes de semen que salieron de su pene, los cuales limpió con un pliegue de la tela de su oscura sotana.
    
    Ambos se miraron exhaustos y con la vista nublada por tremenda cogida que acababan de dar. El fraile bajó sin hacer ruido, sacándose el pene del adolescente del ano; apenas salió, un chorro de esperma chispeó al exterior y cayó al piso. Se arrodilló y chupó el glande de aquella verga celestial, limpiándola completamente.
    
    —Creo que iré a ver si mi hijo está afuera en la camioneta, —dijo Raymundo.
    
    —Está bien. Yo buscaré a Fray Thomas, me parece raro que no esté rezando, él siempre lo hace a esta hora.
    
    —Adiós, Padre.
    
    —Ve con Dios, hijo.
    
    Raymundo salió de la iglesia, mientras el Padre Régulo entraba nuevamente a la sacristía.
    
    Fray Thomas abrió un poco la cortina del confesionario, divisó que no hubiera nadie y salió acomodándose la sotana, cerciorándose de que no tuviera rastros de semen en ella.
    
    Apenas el fraile salió, lo hizo también Juan Pablo. Rápidamente corrió al encuentro de su papá, encontrándolo de regreso al interior de la iglesia.
    
    —¿Y tú donde andabas?. —preguntó Raymundo.
    
    —Estaba… estaba en… estaba en el baño. —respondió Juan Pablo.
    
    —Sí, ya veo… seguramente ...