1. EL SECRETO DE NUEVA ESPERANZA: Fray Thomas, sexo en el confesionario… (Capítulo 5)


    Fecha: 16/09/2024, Categorías: Gays Autor: Mateo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... viéndolo directamente a los ojos.
    
    —¿Y te gustó hacerlo con ese muchacho?, ¿sentiste muy rico?, —preguntó el religioso.
    
    —Muy rico. Llenarle el ano o la boca con mi semen es un placer indescriptible.
    
    Fray Thomas acercó su boca a la rejilla del confesionario y la lamió con lujuria. Luego se pasó los dedos por la comisura de los labios y se los chupó seductoramente.
    
    Juan Pablo, al observarlo, notó las intenciones de aquel fraile. Se lamió los labios y esbozó una sonrisa lasciva, —misión cumplida—, pensó, y se levantó de la almohadilla en la que estaba arrodillado, entró al interior del confesionario y cerró la cortina, se abrió la bragueta del pantalón y sacó aquella gruesa, larga y venosa verga que ya babeaba al pronosticar lo que seguía; y acto seguido, Fray Thomas la engulló con hambre voraz, succionándola con esmero y hambre de carne de varón, mirando con sus ojos claros a Juan Pablo, como preguntándole, —¿era esto lo que querías?—.
    
    El fraile se tragaba casi por completo ese pene de adolescente, que por el tamaño más parecía de adulto. Chupaba el glande y los testículos, saboreándola sin dejar ningún milímetro de piel. Por momentos lo hacía suave, y otros con furia.
    
    —Es enorme y maliciosamente sabrosa—, pensaba Fray Thomas a medida que la chupaba, inundando su boca con el sabor salado del líquido preseminal de Juan Pablo, quien solo cerraba los ojos al sentir el placer y la profesionalidad de aquel fraile al chuparle la verga.
    
    Con sus manos, Fray Thomas masturbaba el pene del joven Juan Pablo, mientras este blanqueaba los ojos y se lamía los labios, entregado ante un placer tan exquisito, y de vez en cuando miraba de manera lujuriosa al religioso y le golpeaba las mejillas con su enorme pene.
    
    —¿Le gusta, Fray Thomas? —preguntaba Juan Pablo.
    
    —¡Oh lá lá!… Oui, j’adore (sí, me encanta), —respondía el fraile hablando en francés.
    
    Juan Pablo le sonreía lascivamente, y agradecía el haber sido aplicado en sus clases de francés en el colegio.
    
    —¿voulez-vous que je le mette? (¿quieres que te la meta?) —preguntaba Juan Pablo casi susurrando.
    
    —Oui s’il vous plait (sí, por favor) —respondía y a la vez suplicaba Fray Thomas, sorprendido al ver que aquel joven era capaz de comunicarse con él en su idioma.
    
    Fray Thomas se acomodó a cuatro patas en el asiento en el que reposaba, levantó un poco su sotana y se bajó el pantalón. Bajo aquella tela oscura estaba un trasero exquisitamente apetecible, joven y terso, que al solo verlo hacía a Juan Pablo que su pene se endurara aún más.
    
    El muchacho acercó su cara al esfínter anal del fraile, pasó su nariz por este tratando de sentir su olor puro y casto, pero pecador; aunque quizá no era tan puro, y mucho menos casto.
    
    Fray Thomas olía a jabón, su aroma era muy limpio y su esfínter anal estaba desprovisto de vellos, tenía un color rosado, casi rojizo. Juan Pablo pasó su lengua suavemente por el canal que formaban sus nalgas. La piel del fraile se erizó completamente. En muchas ...
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