1. EL SECRETO DE NUEVA ESPERANZA: Fray Thomas, sexo en el confesionario… (Capítulo 5)


    Fecha: 16/09/2024, Categorías: Gays Autor: Mateo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... direcciones, la lengua del adolescente mojó la entrada del ano de aquel religioso que en ese momento, sucumbía al pecado capital de la lujuria.
    
    Rápidamente, el ano de Fray Thomas empezó a dilatarse. Juan Pablo agarró su pene erecto y colocó la punta de este en aquella abertura previamente humedecida. Suavemente empezó a meterlo.
    
    Fray Thomas salivaba con un apetito sexual voraz mientras su ano era invadido. El dolor rápidamente se convertía en placer, y su deseo carnal era mitigado con las penetraciones de Juan Pablo, quien lo tomaba por la cintura con gallardía y le acariciaba sus firmes nalgas de macho europeo, a la vez que con sus pulgares trataba de abrirlas cada vez más para tener una mejor visión de su agujero, mientras su grueso falo lo iba atravesando.
    
    Ambos hombres jadeaban en silencio tratando de no ser descubiertos, con la adrenalina disparada al cien por ciento y recorriéndoles todo el cuerpo.
    
    Hilos de saliva caían de la boca abierta de Fray Thomas, completamente extasiado por la entrada y salida del colosal pene de Juan Pablo, jadeando y resoplando como una bestia en pleno apareamiento. Sentía su ano arder por lo grueso del pene de su efebo activo, pero a la vez su próstata era impactada haciéndolo expulsar borbotones de líquido preseminal de su normal pene, endurecido por el morbo, excitación y placer.
    
    Los gemidos trémulos de ambos hombres invadidos por la lujuria, se ahogaban en suspiros embravecidos para no delatar su pecado al interior del confesionario.
    
    Juan Pablo sentía el cosquilleo en su glande, las descargas eléctricas que salían de sus testículos, el calor del esfuerzo físico proyectado en su mete y saca que satisfacía su libido adolescente. Le aruñaba las nalgas, agarraba con fuerza las caderas de Fray Thomas y pensaba en que su alma era un mar de lascivia, pero una lascivia placentera de la cual no se arrepentía porque saciaba sus más bajos instintos, los que se alojaron en su pervertida mente apenas vio el porte, gallardura y beldad de aquel fraile.
    
    Los mismos pensamientos cruzaban la cabeza del religioso, —esto es un pecado—, pensaba, pero el fuego de su morbo al sentir esa gran verga entrando y saliendo de su ano era más fuerte que el fuego de su conciencia, la misma que se había perdido por aquellos instantes de sexo homosexual.
    
    Juan Pablo le mordía con suavidad el lóbulo de la oreja a Fray Thomas, a la vez que le empujaba su verga lo más profundo que podía.
    
    —mmmmm… mmmmm… mmm… —se quejaba el fraile.
    
    —Oh, Siiiiiii… —gemía Juan Pablo en susurros.
    
    De pronto, retiró su pene de aquel estrecho ano y se sentó. Agarró su falo con una mano y sacudiéndolo le ordenaba al sacerdote que se sentara en el.
    
    Fray Thomas se arrodilló y chupó un poco aquel mazo de carne dura y caliente, apoyó los pies en el asiento del confesionario y se fue sentando lentamente para sentir aquel pene macizo entrar con suavidad en su interior.
    
    —¿Le gusta, Fray Thomas? —preguntaba Juan Pablo.
    
    —Ohhhh, siiiiii… se ...