1. Andrea en cuarentena con papá (Parte 2)


    Fecha: 15/09/2024, Categorías: Incesto Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    Continuación de “Andrea, ¡vaya sorpresa!”.
    
    Andrea aún desconcertada por todo lo que había vivido en los últimos días, se secaba el cabello mirando fijamente el fajo de billetes sobre su cama. En su mente daba vueltas una y otra vez el olor, el sabor, no solo de los labios de su padre. Aún tenía la sensación en sus pechos y sexo de esa lengua que desesperadamente buscaba robarle el alma.
    
    —¡HIJA! Escucho cuando ya su madre abría la puerta de su habitación, lanzo la toalla sobre los billetes.
    
    —¿Que paso mami? —Contestó nerviosa.
    
    —Ven a desayunar, tu papá ya casi se va a trabajar.
    
    —Voy mami, deja me pongo algo —Dijo aún desnuda y con el pelo suelto.
    
    Cuando se sentó a desayunar. Su padre no le quitaba la vista de encima. Con un semblante de risa y dolor. Se levantó y sin despedirse se salió de casa.
    
    Andrea pasó el día pensando que hacer, pensaba regresarle el dinero a su papá y olvidar todo. Si eso era posible.
    
    Llevaba apenas dos días de encierro y no encontraba la manera de evadir a su papá, aunque él seguía trabajando. Desde las seis de la tarde estaba en casa, luego de bañarse se sentaba frente al televisor, su madre la invitaba a sentarse con ellos pero ponía mil pretextos y si padre no insistía, el tercer día su mamá fue a visitar a una tía a la que por la edad ya no le era posible salir a comprar sus cosas. Así que si madre le ayudaba y se quedaba a platicar con ella un par de horas. Salió alrededor de las cuatro de la tarde, así que regresaría pasadas las nueve.
    
    Cuando escucho que se estacionaba, Andrea se llenó de angustia. ¿Qué iba a hacer con su padre a solas?
    
    —¡YA LLEGUE! —grito de esa manera acostumbrado a que su esposa lo recibiera con un beso. En cambio, solo encontró silencio.
    
    Después de darse un baño se sentó en el sillón, cuando Andrea se armó de valor, salió; pero él ya estaba dormido con el control remoto en la mano. Así que dio gracias a todos los santos a los que se había encomendado y se dirigió a su habitación.
    
    —¡ANDREA! —Escucho el grito y se le detuvo el corazón por un momento, luego sintió como se revolucionaba su corazón y las piernas le temblaban.
    
    —Mándeme papá —Dijo quedando a un costado del sillón.
    
    —Párate aquí enfrente —le dijo como si fuera un general dando una orden militar y Andrea obedeció.
    
    —Si papá
    
    —Todos estos años partiéndome el lomo, trabajando como pinche mula, ¿y para qué? ¡Para que mi hija ande de puta! —Enfatizó lo último para que entrara en su corazón ya vacío.
    
    —Papá… es que…
    
    —¡Es que nada! Te doy todo lo que me pides, ¿y me sales con esas chingaderas?
    
    —Perdón…
    
    —¡PUTA MADRE! —Grito mientras pegaba sobre el sillón.
    
    —¿Y tu que hacías ahí? —Preguntó desafiante Andrea.
    
    —Es diferente.
    
    —¿Porque es diferente? Es lo mismo… yo digo…
    
    — a mi ni me gustan esas chingaderas, pero el puto licenciado insistió. Y ahí voy yo de pendejo, pero que bueno. Imagínate si se entera mi jefe o el licenciado de que mi hija… ¡mi hija! —Andrea intentó salir huyendo ...
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