1. Secuestro y violación de Nina (12), Capítulo V


    Fecha: 15/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Hetero Autor: DarioCodomano, Fuente: SexoSinTabues30

    ... gravemente, y recién estaba empezando a gozarla, no la quería romper más que anímicamente). Como a los cinco minutos, Nina revivió un poco y lo hizo notar con un alarido semiconsciente. Ello le costó cuatro azotes furiosos en sus cada día más carnosas, redondas y paradas nalgas, de manera que enterró su carita en el colchón para amortiguar sus quejas y no recibir un castigo peor. Profundamente satisfecho por los resultados conseguidos, el Jefe sonrió sintiendo los espasmos previos a uno de sus mejores orgasmos. Sin desensartarse del culazo de su putita, se puso de pie, la tomó de los pequeños muslos, juntándole las rodillas con los hombros y, medio contra la pared, empezó a subirla y bajarla en su pija enterrándosela por su propio peso en el ojetito casi en dos terceras partes. Esa es una de mis escenas preferidas de Nina: su cuerpo diminuto pero esbelto de lolita bailarina bamboleándose inerte a medida que el Jefe, con las manos aferrando los muslitos tras las rodillas y juntándole o separándole alternativamente las piernitas para mayor placer suyo; sus piernitas y bracitos bamboleándose sin sentido y su carita bamboleante y ya semiconsciente caída sobre su hombro derecho mientras el Jefe terminaba de hacerse la mejor paja de la historia con un culito de ensueño en el acto mismo de estrenarlo sin acondicionamiento previo. Cuando sintió llegarle la leche, el Jefe le dio un abrazo de oso a la nena aún con sus rodillas al costado de su cabellera completamente desordenada y empapada en sudor, se apoyó contra la pared y se clavó hasta donde pudo en ella (según la cámara de zócalo que enfocó con toda nitidez el portento, hasta tres cuartas partes de la verga) para dejarle su abundante simiente de viejo entre gruñidos. Después se quedó apoyado contra la pared, agotado y jadeante, con el sudor chorreándole por todo el cuerpo, sin dejar de aferrar a la nena entre sus brazos peludos. La nena seguía con los párpados entrecerrados, una mirada no ida pero sí inexpresiva, y los bracitos y piecitos oscilando al ritmo de la respiración exhausta del Jefe. Después el Jefe fue hasta la colchoneta con la nena igualmente abrazada y se arrojó boca abajo, ya durmiéndose y con Nina prosternada y aplastada por su ya roncador macho. A la nena le costó diez minutos bajar el ritmo de su respiración y disminuir el espanto en sus ojos. El Jefe se durmió una siesta de casi una hora y luego se despertó sobresaltado, abandonó a la nena toda lecheada y acalambrada hasta el entumecimiento en la misma posición a la que había sido forzada a permanecer en la última hora y media de culeo inmisericorde y siesta posterior, se vistió despaciosamente como siempre en la silla y sin mirarla más hasta que se fue de la Habitación 1. Nina se quedó inmóvil por el dolor al menos quince minutos. En su expresión también se advertía un terror cerval, quizá de que el Jefe volviera y la siguiera torturando: seguía inmovilizada en la misma posición en la que el viejo la había dejado, pero sus ojazos ...