1. Secuestro y violación de Nina (12), Capítulo V


    Fecha: 15/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Hetero Autor: DarioCodomano, Fuente: SexoSinTabues30

    DÍA 4 (Viernes, After Party) Después de eso, Nina se quedó como media hora en la posición en la que su violador la había dejado, temblando todavía aunque cada vez menos, con los párpados caídos y la mirada ida. Sin dudas no pensaba en nada, simplemente era el eco de una retahíla increíble de orgasmos inimaginables para una chica de su edad (y para no pocas mayores). No podía procesar todo lo que acababa de pasar, ni psíquica ni físicamente. Sin dudas, también, su conchita estaba llena de magulladuras que iba a ser necesario cauterizar para evitar problemas ulteriores. Junto con su comida de esa noche, le bajé una crema curativa e instrucciones tipeadas a máquina para que se las aplicara, advirtiéndole que, si no, corría riesgo su salud. Era tal su agotamiento que ni siquiera el aroma de milanesa a la napolitana con revuelto de zapallitos la incitó a levantarse (aunque cabeceó bastante cuando la charola empezó a perfumar la Habitación 1). Recién sobre las 22.30 sacó fuerzas, porque se estaba orinando. Envuelta en el jergón para que las cámaras no registraran su tierna y violada desnudez, se acuclilló abriendo las piernitas frente a una cámara estratégicamente colocada para que se le viera toda la concha, y se pudo advertir también por primera vez su rostro pensativo, serio, con un destello de tristeza pero, sobre todo, un profundo estupor por lo que estaba viviendo: una persona que ella no conocía, de la nada, la había secuestrado y desaparecido para violarla impunemente. Pero, en vez de llorar por su futuro en ese primer momento de lucidez tras días de terror puro, se quedó así, en cuclillas, de patas abiertas, con expresión de asombro. Después se bañó (por primera vez, con agua tibia para su sorpresa), se secó con lo único que tenía para ese fin: su descolorido y descosido jergón, y casi con una sonrisa se llevó el plato de comida (debajo de su campana, pero ya tibio) a la mísera mesa. Comió casi jadeando de placer, lenta y casi lujuriosamente, se bebió una de las dos jarras con agua que le había bajado, dejó la jarra llena sobre la mesita, devolvió todo lo demás a la charola y después se puso a caminar, pensativa. Su expresión había cambiado totalmente en comparación con el primer día: seguía teniendo el mismo peso, tamaño y edad, pero su gesto, aún estupefacto, ya no era el de una niña desolada. Con esa expresión novedosa y la melenita aún secándose y tirada para atrás, quedaba la desolación pero aparecía una mujer. Supongo que en ese instante me enamoré de ella. La cena estaba llena de somníferos y analgésicos, y esa madrugada mientras la nena dormía profundamente y vigilado a la distancia en circuito interno por el celoso e insomne Jefe, le hice el examen médico y luego dejé en la Habitación una TV grande con acceso a canales de Documentales, Películas y Series Animadas y una bicicleta fija con instrucciones para que la usara al menos 30 minutos por día. Tuve que contener mi loco deseo de arrojarme sobre la nena y violarla en pleno sueño, ...
«1234...»