ADELA, Clara y Doña ELENA - Relatos Eróticos

ADELA, Clara y Doña ELENA

... vemos mañana. Y, por último, pórtate bien, porque no llegas a saber, las ganas que tengo de probar ese par de zapatillas en tu lindo culito, Adela aún no sabe cómo le salió, pero salió, pues Ud., perdón, pues tú no sabes, las ganas que tengo yo de estrenarlas en tu culo y así ir haciendo prácticas para la traviesa de mi sobrina.

Se dieron un beso, se dieron las buenas noches y cada una se fue a la cama. Mañana encargamos nos suban el desayuno a las nueve y nos vamos a Vigo.

Elena se corrió solo de pensar que acabaría azotando el culito de Adela y pensando en ponerle bien puesto el suyo en el regazo de ella, para ser azotada y allí se durmió bien empapada.

A Adela le costó dormirse, estaba fuera de sitio, descolocada, nunca pensó, si le hubieran dicho, esta tarde harás, lo hubiera negado como San Pedro tres veces seguidas y ha pasado y me ha gustado y he sentido una sensación de que estoy viva y quiero seguir estando viva y me apetece un montón portarme mal con ella, para que me ponga el culo ardiendo, porque me imagino debe ser maravilloso y así se durmió.

A la mañana siguiente Adela se levantó, se calzo las zapatillas que le había regalado Elena y se dirigió al comedor, Elena ya estaba sentada a la mesa con una bata de seda preciosa, se dieron los buenos días y Adela, hizo una expresión de asombro al fijarse en lo que había en la mesa, tres tipos de huevos, tortilla, fritos y revueltos, beicon, embutidos de todo tipo, frutas ya peladas, pastas de muchas clases, zumos, café, té, lo inimaginable, ambas desayunaron y Adela se puso morada, estaba muy delgada y no tenía problema alguna de dieta, Elena se cuidaba más, a pesar de estar muy bien, tenía unos buenos pechos y un buen culo, hablaron de lo cómoda de la cama, si les había costado dormir y de banalidades.

Acabado el desayuno Elena le planteo la siguiente pregunta ¿seguimos el viaje y disfrutamos todo lo que podamos, como ayer o regresamos a casa?, Adela sin pensarlo ni un segundo contesto SEGUIMOS, se levantó se dirigió a Elena y le dio un besazo en la boca, como aperitivo del día que les esperaba, me voy a duchar y vestir.

Al pagar la nota en recepción pidió le reservaran una suite en el Parador de Bayona.

Salieron en dirección las rías de Muros y de Noia, subieron con el coche a un mirador que hay en medio de las dos rías, desde el que hay, una visión de ambas, que no tiene precio, que espectáculo, son de esas imágenes que nunca te cansas de ver que colorido, vamos una verdadera maravilla, bajaron hasta Ribeira y bordearon toda la ría de Arosa, dirección hacia Villagarcía de Arosa y continuaron hacia la isla de La Toja, donde pararon a comer en el Gran Hotel, las vistas desde la mesa del comedor, casi mejor que la comida, Adela no paraba de maravillarse, Elena conocía muy bien la zona. Desde allí salieron en dirección a Vigo dieron una vuelta por el centro de la ciudad y el puerto y a media tarde salieron hacia Bayona, donde habían reservado.

La suite del parador ...