ADELA, Clara y Doña ELENA - Relatos Eróticos

ADELA, Clara y Doña ELENA

... nunca me había corrido ni masturbado, no sabía que era aquello, nunca me habían comido, me habían azotado, acariciado lamido todo el cuerpo, el culito, el coñito y me ponía cachonda solo de pensarlo. Y me vino un mal pensamiento y mañana cuando lleguemos a Arzúa y recojamos a Clara, ¿que pasara, se ha terminado el sueño? Y con ese pensamiento me adormile.

En la cena Elena me vio triste y me pregunto que me pasaba, nada contesté y se me cayeron un par de lágrimas, me cogió de la mano y me dijo se lo contara y le conté mis miedos y le dije ¿mañana en mi casa se ha terminado este cuento de hadas?, “Cenicienta tiene que salir corriendo para llegar a casa antes de medianoche” esto es lo que me pasa.

Tranquila Adela, yo también estoy viviendo un cuento de hadas, no te lo puedes ni imaginar, me has devuelto la vida, las ganas de sonreír de vivir, esto no va a acabar, si las dos queremos que siga. Llevo ratos pensando cómo y de qué manera vamos a vivirlo, pero tú has de cambiar aún mucho más, a bote pronto, dejar la tienda, dejar de coser por supuesto, sacarte el carnet de conducir, y muchas más cosas, que ya nos irán saliendo, no te preocupes, ya lo iremos hablando con tranquilidad e iremos despacio haciendo las cosas poco a poco, una cosa detrás de otra.

Os podéis imaginar lo que paso en aquellas habitaciones junior suites, aquella noche, salvo las zapatillas que no salieron, pues los culitos aún estaban doloridos, se repitió todo los vivido los dos días anteriores, se besaron hasta dolerles la lengua, a la que tuvieron que dejar descansar un ratito, se acariciaron todo el cuerpo, los pezones enormes como puñales de tanto lamerlos, no había rincón donde no hubieran estado las dos, se pusieron los dedos dentro del culo, del chocho, le lengua volvió a lamer ambos cuerpos y volvieron a comerse culitos y coñitos hasta quedarse sin aliento.

Después de no poder más, Elena le dijo: te voy a dar el postre a este ágape que nos acabamos de dar. Empezó a lamerle los dedos de los pies, al principio los cinco de golpe, se los ponía en la boca y los lamia arriba y abajo y luego dedo a dedo, se lo metía lo chupaba con fruición, le lamia el empeine, la planta y el talón, luego cambio de pie y repitió con todo detalle y el mismo ritual. Que gozada y placer da, comentaba Adela.

Una vez acabado, Adela la descalzo, le puso su pie derecho a su altura y se los metió todos en la boca y le lamia todos ellos, Elena, gemía y decía: esto es manjar de dioses, luego dedito a dedito, la planta de los pies, medio se la mordía y chupaba, cambio de pie y el mismo ritual, Elena acabó corriéndose con un gemido. Dijo: esta “cría” me va a matar de tanto correrme.

Aquella noche por primera vez durmieron juntas.

Alex.

Mañana empieza una nueva vida, paraClara, Adela y Elena.

Por favor me encantan vuestros comentarios y vuestras aportaciones, me ayudan y animan a seguir. Y me encanta contactar por correo con personas amantes de las zapatillas, tanto las que dan, ...