1. Mi vecina Jeromita


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Como cada niño grande nos encantaba jugar con la pelota, y como cada niño grande cualquier momento era idóneo para hacerlo, aunque este fuera el salón de una casa, y el espacio fuera tan reducido que la probabilidad de romper un cristal con ella fuera bastante grande. Estábamos pasándonosla con mucho cuidado, calentando ya para el partido con los amigos, le hice un regate, luego le hice otro, al que siguió uno mas y al final el cristal de la puerta que daba acceso a la terraza salto en mil pedazos. Los dos nos quedamos mirándonos y en ese himpas de tiempo la madre de mi vecino, pues estábamos jugando en su casa apareció tras nosotros con las manos en jarra y una cara de sorpresa y cabreo al mismo tiempo monumental.
    
    -Ahora si que la habéis liado pero bien, bien. Pues nada tú ya sabes lo que te espera, - dijo mirando a su hijo y señalándolo con el dedo. - y ahora en cuanto recoja esto iré a hablar con tu madre para que se entere de lo bien que os habéis portado. Venga cada uno a un rincón y en silencio.
    
    Jeromita, que así se llamaba mi vecina se fue a la cocina y regreso a los pocos segundos con una escoba y un recogedor. Armando y yo nos mirábamos en silencio, yo desconcertado y mi amigo mordiéndose los labios sabiendo lo que se le venía encima y que yo aun desconocía. Mis ojos se fijaron en su madre, que medio agachada recogía los cristales mas grandes con las manos. Me fije en su falda negra a la altura de las rodillas, e inevitablemente en su redondeado culo, prieto y firme, me fije en sus voluminosos pechos bajo su suéter azul claro, e imagine el canalillo que se la vería y en el que hasta ese momento nunca me había fijado, y finalmente me fije en sus zapatillas rojas, cerradas pero que ella siempre llevaba en chanclas, y fue justo en ese momento cuando comprendí lo que le esperaba a mi vecino. El también las miraba y supe que a pesar de tener ambos dieciocho años recién cumplidos, su madre aun le zurraba en el trasero con ella.
    
    Jamás me había fijado en ella de esta forma, pero comencé inevitablemente a sentir cierta atracción sexual hacia ella. Miraba a mi amigo y a ella alternativamente, pero mis ojos se quedaban fijos en mi vecina durante unos segundos más. Me estaba excitando por momentos con cada movimiento de mi vecina, no eran exactamente movimientos provocativos, pero la verdad es que mi imaginación comenzaba a ser desbordante. Al cabo de un buen rato mi vecina termino de recoger todos los cristales del suelo, por mas minúsculos que estos fueran, y antes de desaparecer recogedor y cepillo en mano, se giro hacia mí y me dijo.
    
    -¡Voy a hablar con tu madre, no te creas que te vas a ir de rositas bonito!
    
    Nos quedamos ambos solos en el salón tras escuchar cómo se abría primero la puerta de la calle de la casa donde nos hallábamos, luego la de al lado que era la mía, y como esta se cerraba de nuevo. Fue entonces cuando le pregunte a mi vecino.
    
    -¿Por qué tienes esa cara de pasmado? Ya nos ha echado la bronca, no es para ...
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