1. Los 7 pecados capitales: 5. Ira


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... nadie se pudiera divertir. Un terremoto habría sido lo ideal. ¡Y que todos murieran aplastados!
    
    Mi hermana, la madre del bebé festejado, se acercó y me dijo:
    
    —¿No quieres ir a acostarte, Vancito?
    
    —No quiero —le contesté con la cabeza gacha.
    
    Ella se quedó un ratito a mi lado sin emitir palabra, me acarició el pelo, me acarició la cara y de pronto me dijo que me quedara un ratito descansando, que le diría a Gabriel que me viniera a ver. Al rato se acercó mi cuñado. Callado, encendió un cigarro y se paró junto a un pilar, mirando hacia el patio, de espaldas a mí. Así estuvo un buen rato. En el interior de la casa seguía la algarabía, la dulce voz de la gran Gilda entonaba:
    
    … Nadie más que tú me ha quitado el sueño,nadie más que tú, nadie.Nadie más que tú ha de ser mi dueño,nadie más que tú, nadie…
    
    —Vancito… —por un rato largo no dijo nada más—. Vancito —repitió—, tu hermano le iba a ofrecer a Víctor que se quedara a dormir aquí, en la pieza de ustedes. Pero si tú estás así, le diré a Gino que será mejor que le pida un radiotaxi.
    
    “¿¡QUÉ!, ¡QUÉ!?” —sus palabras estallaron en mi cabeza. Un súbito golpe de energía me invadió y me levanté como resorte mirando a mi cuñado. Traté de calmarme. De un segundo a otro, mi corazón comenzó a palpitar con una fuerza que no le conocía. Miré a mi cuñado que me miraba con una mezcla de sorpresa y preocupación. De pronto lo abracé y pegué mi cara a su pecho. Su olor invadió mis sentidos. Sus brazos me sostuvieron bien pegadito a él y me besó en la cabeza. Sus manos me acariciaron suavemente la espalda.
    
    —Quiero ir a bailar —le dije—. Mi cuñado nuevamente se vio sorprendido, pero yo le sonreí, lo tomé de la mano y lo tiré hacia el salón.
    
    Miré con decisión a una de mis primas y la saqué a bailar. Ella me miró extrañada de esa súbita personalidad que no me conocía y se paró sonriendo. Justo en ese momento todos salieron a bailar porque la canción que comenzó a sonar era “La coja Catalina” y por supuesto que en el estribillo todos imitaban el paso de un cojo. Víctor también se unió al típico pasito de la coja y todos le celebraban el buen humor. Yo también reía. Reía y temblaba de emoción sin saber muy bien por qué. Un rato después comenzó una canción que tampoco desperdicié:
    
    Loquito por ti, loco, locoLoquito por ti, por ti, por tiPero no me toques mis sentimientosNunca tú me vayas a hacer sufrir
    
    Lo miraba con disimulo. En mis labios se leían las letras de Armando Hernández. Él me sonreía.
    
    Loquito por ti, loco, locoLoquito por ti, por ti, por ti
    
    Víctor gritaba la canción junto a todos los demás mirando a las niñas que reían y se hacían ilusiones descabelladas, pero yo sabía que me cantaba a mí, solo a mí. Lo sabía, mi corazón me lo gritaba y mi pecho ardía de emoción.
    
    Esa noche, por primera vez en mi vida, bailé desaforado, con una pasión desconocida. Mi madre me miraba risueña desde un rincón, mis familiares comentaban lo bien que bailaba y yo me sentía otro: mayor, sexy, ...
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