1. Los 7 pecados capitales: 5. Ira


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... levanté en cuanto desperté. Mi hermano ya no estaba en la cama y con toda la calma del mundo me presenté en el comedor para compartir el desayuno con mi familia. Esa mañana, a pesar de que aún era temprano, todos estuvieron en la mesa. Fue casi como un festejo para mí.
    
    Tal como me había ocurrido con mi cuñado, la verga de Gino la sentí gran parte del día dentro de mi recto en una sensación fantasma que no quería que desapareciera.
    
    Epílogo
    
    Cuando reflexiono sobre mi temprana adolescencia siento que crecí dominado por la ira y la imposibilidad de entender mis circunstancias. Viví años con la necesidad de culpar a los demás, dominado por sentimientos de rencor que me impedían ver a mi alrededor y, especialmente, ciego al amor que me rodeaba.
    
    La falta de control sobre mis propios sentimientos fueron una constante en mi juventud porque no era capaz de enfrentar el miedo atávico a quedarme solo, a no ser aceptado, a no llegar a conocer el amor. Mi respuesta fue la ira, porque no sabía cómo lidiar con lo que yo consideraba una injusticia, esto es, que todos encontraran la felicidad menos yo y, peor aún, que llegaran a ser felices a costa mía y cuando crecí y me di cuenta de que, en realidad, eso respondía a un sentimiento egocéntrico y falaz, sentí alivio.
    
    Por mucho tiempo sentí vergüenza de esa actitud mía, pero hoy creo que fue una etapa difícil cuyo manejo excedía mi voluntad. Mi hermano Gino fue… cómo decirlo… el catalizador de esos sentimientos, el ser que al final me trajo calma. Con él aprendí a reconocer este aspecto de descontrol y a abordar las cosas en forma menos dramática.
    
    Con Gino y Gabriel aprendí también a disfrutar de los placeres mundanos. Nuestra vida sexual se hizo cada vez más creativa e impúdica. Aprendí a gozar del erotismo de ciertas prácticas inusuales sin culpa, a amar sin restricciones.
    
    Cuando entré a la universidad, mi hermano me arrendó un departamento para mí solo. Ya entonces éramos, además de hermanos, amigos y amantes. Hoy vivo con él y recibimos frecuentes visitas de mi cuñado. Atrás quedaron los días de ira y frustración. Víctor se hizo parte de la familia, hoy es padre de dos niños hermosísimos, y poco a poco fue adentrándose en los secretos familiares. ¿Llegué yo a cumplir el sueño de estar con él alguna vez? No, nunca lo cumplí y no me importa porque nada se compara con vivir con la persona que amas más que a nadie en la vida y esa persona es mi hermano. Solo a él lo quiero en cuerpo y alma. Lo amo como jamás creí que se pudiera amar. Es mi todo y aún hoy, en nuestra adultez, desfallezco de solo pensar que podría haber pasado por su vida sin advertir su aura, sin ser alcanzado por su magia, sin ser suyo.
    
    Víctor también tuvo que lidiar con sus propios sentimientos, lo sé, aunque él no lo admita. Sé que yo provoqué una lucha en su corazón, pero al final ambos encontramos la felicidad y el amor y, aunque las cosas concluyeron en forma diferente a como yo pensaba, no me arrepiento de haberlo ...