1. Los 7 pecados capitales: 5. Ira


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... experimentado al fin, sabía que en esos momentos él sólo podía ofrecerme su hombría en silencio.
    
    Cuando abrí los ojos, Gino me miraba con infinito amor. Eso no más puedo decir. No lo podría describir de otro modo. Mi hermano me amaba y yo, con la vergüenza de haberlo ignorado por tanto tiempo, trataba de resarcir mi error con mi inexperta juventud.
    
    De pronto mi hermano tomó mis piernas y llevándolas sobre sus hombros me comió el hoyo del culo con una carga de lujuria que casi me hace acabar ahí mismo, pero pude aguantar su arremetida. Su lengua húmeda y caliente entrando en mi cavidad me provocaba verdaderos espasmos de placer. Los mismos que ya me había provocado antes mi cuñado con su lengua. Pero nada se asemejaba a lo que me haría sentir después, cuando sin aviso me comió el pico y las bolas de una vez. Creí que me desmayaba. El sexo con mi cuñado fue sensacional, pero esto que me hacía mi hermano era tan irreal que me provocaba terror no saber qué hacer para corresponderlo. Mi ingenuidad no me permitía ver que mi juventud e inexperiencia eran precisamente el mejor regalo para un hombre como él, versado en estas lides.
    
    Me chupó la raja, las bolas y el pico y yo, aunque traté, no pude evitarlo. Me derramé en su boca que él jamás retiró de mi verga adolescente. Luego, cuando ya no quedaba nada de mi líquido vital, se arrimó a mí y me la devolvió en la boca en un beso profundo y viril.
    
    Luego, mi hermano me abrazó y me atrajo hacia él.
    
    —Tenemos toda la noche —me dijo.
    
    No sé si sería por bajar mi ansiedad y tranquilizarme, pero enseguida se puso a conversarme de muchas cosas. De cómo él y Gabriel habían tenido una corta relación antes de que él se casara con mi hermana. De cómo las pulsiones sexuales a veces se ajustan para disfrutar tanto de hombres como de mujeres. Y que si yo quería también podía seguir los mismos pasos.
    
    —Puedes disfrutar de lo mejor de ambos mundos —me dijo, pero yo no podía estar más lejos de ello en esos momentos.
    
    En ningún momento dejé de acariciar su pichula que no cedía en su dureza. Cabeceaba en mi mano y cuando ya no aguanté más me deslicé por las sábanas para probar el falo fraterno de una vez por todas. Era una verga muy distinta a la de mi cuñado. Esta era una verga morena, tubular, sin tantas venas como la de Gabriel, la cabeza más chica, violácea, poderosa. Puse todo mi empeño en darle el máximo placer al chupársela y a juzgar por sus exclamaciones y gemidos, creo que lo logré. Le chupé las bolas redondas y peludas y hasta me atreví a seguir el camino oscuro que avanzaba desde la parte más escondida hacia el hoyo perdido entre pelos negros. Él mismo se abrió las nalgas y levantó las piernas cuando advirtió mis intenciones y allí llegó mi lengua. A las rugosidades que cerraban el paso hacia su ano maduro.
    
    Le chupé el culo con tantas ganas que yo mismo me sorprendí de que algo tan exótico pudiera causar tanto placer. En ese momento descubrí que esa sería una actividad que difícilmente ...
«12...181920...»