1. Los 7 pecados capitales: 5. Ira


    Fecha: 14/09/2024, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... —inquirió Gabriel.
    
    —Así. Tan injusto.
    
    —Tú también encontrarás a alguien. Debes tener paciencia.
    
    —¿A alguien?, ¿quién me va a querer a mí?
    
    —Yo te quiero.
    
    —¡Pero yo quiero a un hombre que me ame! —Salieron las palabras impetuosas sin que alcanzara a pensar antes de decirlas, pero antes de tener tiempo de arrepentirme, mi cuñado me dijo:
    
    —Lo sé, Vancito. A tu edad es natural que quieras amar y que te amen. Pero no puedes obligar a la gente a que sienta igual que tú. Tienes tiempo todavía. Pasarán muchas cosas en tu vida. Si supieras cuán sobrevalorado está el amor.
    
    —Pero tú quieres a mi hermana. Eres feliz.
    
    —Sí, la quiero, pero también te quiero a ti, ¿ves?
    
    —Pero yo me refiero a un amor distinto, no de papá.
    
    Mi cuñado tomó mi mentón con su mano y levantando mi cara me besó. Esta vez con un beso romántico, largo, sensual. Luego me miró fijamente a los ojos:
    
    —El amor es algo muy complicado, mi niño. Puedes amar a alguien, puedes solo desear a alguien o, a veces, amar y desear a la misma persona o a más de una. ¿Crees que amas a Víctor? Ok, está bien, pero eso no te debe impedir mirar más allá —. Me besó nuevamente —. ¿Te gustaría que Víctor te hubiera hecho el amor?, ¿te hubiera gustado eso?
    
    Mi cara se encendió. No esperaba de mi cuñado una pregunta tan directa, pero tenía razón. Eso es lo que más hubiera querido que pasara.
    
    Mi cuñado me besó nuevamente, esta vez con pasión. Metió su lengua en mi boca y jugueteó con la mía. Una mano en mi cuello y la otra en mi espalda.
    
    —¿Quieres que siga? —preguntó.
    
    —Sí —dije yo, abandonado en sus brazos. Y entonces se paró y tomando mi mano me llevó al dormitorio.
    
    Una vez allí, me tomó de la cintura y me hizo caer en la cama junto a él buscando mi boca con la suya.
    
    —Todo lo que quieres está en esta casa, bebé. Todo. Es solo cosa de que aprendas a mirar bien —me dijo.
    
    Yo no respondí, concentrado como estaba en las sensaciones que me producían sus besos y ahora sus manos que en algún momento se habían metido dentro de mis pantalones y se encontraban ahora amasando mis nalgas de una manera que me arrancaba gemidos de placer.
    
    Antes de que me diera cuenta mi cuñado me tenía desnudo y él terminaba de sacarse toda la ropa. Nunca lo había visto así realmente. Tal vez, en la playa, pero esta vez verlo desnudo, conmigo, en mi cama, me hizo preguntarme por qué nunca me había fijado en él. Un hombre maduro, cariñoso, viril y que me tenía en un estado de excitación que parecía que me había hecho olvidar a Víctor.
    
    Me tomó en sus brazos y un estremecimiento me recorrió la espalda al sentir su piel en la mía. Su olor enervante, sus brazos fuertes. Sin pretenderlo mis piernas se entrelazaron con las suyas. Sus pelos me causaban una rica sensación que me hacía apretar el estómago de gusto. Tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijamente a los ojos. Frente a frente. Apenas separados por un par de centímetros. No dijo nada, solo acercó sus labios y me besó:
    
    —¡Qué rico ...
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